San Isidro

Caserío situado en el barrio de los Arbejales, con una población de unos 150 vecinos cuya denominación se debe a la presencia de una ermita dedicada a San Isidro, fabricada en 1685 a instancias del canónigo Juan González Falcón.

El inmueble, adosado a la casa del patrono, comparte las mismas características estilistas del resto de oratorios del archipiélago: planta rectangular de una sola nave, cubierta de tejas a dos aguas, y sencilla espadaña de cantería para la campana, sobre una de sus esquinas. Ya en el interior, además de la efigie del santo titular y del resto de obras de imaginería, destaca el altar preconciliar decorado con azulejos, cuya decoración de figuras azules sobre fondo blanco, nos remite a los elaborados en la ciudad holandesa de Delft, principal exportadora de este tipo de piezas desde hace varios siglos.

Finalmente, tanto la ermita como el llamado cortijo de San Isidro, constituyeron parte integrante de la dotación del Vínculo fundado por el mentado Juan González Falcón en 1693.

“Como a unas dos leguas de Teror, están la finca, el monte y el caserío de San Isidro, donde cada año, a principios de Junio, se celebra una fiesta grandemente típica y original (…) Llegamos a las once al lugar de la fiesta, que está en su apogeo. En torno a la capilla, van y vienen los campesinos cargados de ofrendas para el patrono de la agricultura”.

Francisco González Díaz. Teror (1918).