El pasado sábado 25 de enero se conmemoró el centenario de la manifestación del pueblo de Teror por los derechos municipales de la Fuente Agria. El Cronista Oficial de Teror, José Luis Yanez, ha publicado hoy un amplio artículo en el periódico La Provincia, recordando aquel acontecimiento, y que reproducimos aquí.
LA MANIFESTACIÓN DE LA FUENTE AGRIA DE 1914
Por José Luis Yánez Rodríguez, Cronista Oficial de Teror.
El 25 de enero de 1914 -cúmplese justamente hoy un siglo de ello-, las gentes de Teror, y de toda Gran Canaria convocadas por los de aquí, se juntaron en la Plaza del Pino a celebrar un acontecimiento que pretendía dejar bien clara la unidad del pueblo terorense, de las múltiples voluntades políticas que en aquella época del reinado alfonsino se manifestaban, con respecto a un único punto, a una única y conjunta protesta y reclamación: la propiedad de las aguas de la Fuente Agria del Barranco de la Villa.
La cosa, obviamente, venía de atrás.
En 1910, el cónsul de Bélgica en la isla, el terorense Rafael Hernández Jiménez, presentó en la exposición Internacional de Bruselas celebrada aquel año, una muestra del agua de la Fuente Agria, que obtuvo un reconocimiento a sus valores (no olvidemos, ya ponderados desde fines del XVIII por nuestro Viera y Clavijo); lo que significó el inicio de todo esto. Rafael Hernández intentó comercializar por sí mismo el agua y recuperar la Casa de Baños fundada por el médico Víctor Grau Bassas unos años antes, pero fue marginado por Real Orden de diciembre de 1913.
Pero como tanto él, su madre Mª de Jesús Jiménez Sarmiento, su tío Vicente Jiménez Sarmiento y su suegro Manuel Yánez Melián (todos ellos, debe aclararse, pertenecientes a familias detentadoras del poder en Teror durante décadas) habían apoderado a fines de 1911 a Jerónimo del Río y Falcón (presidente y gestor de la empresa “Del Río y Compañía” que también embotellaba las aguas del Barranco de Las Madres, en Firgas) para conseguir del Ministerio de la Gobernación autorización para el embotellado y venta del agua agria por presentar derechos de propiedad particular sobre terrenos aledaños a la fuente y sobre la misma Fuente Agria, el pleito estaba asegurado.
Pocos días después de esta solicitud al ministerio, el Ayuntamiento de la Villa dejaba claro, en acta de pleno corporativo del 7 de enero de 1912, su desconcierto ante esta pretensión con las siguientes palabras: “se hace constar el sentimiento con que ha visto la Corporación la conducta de esos vecinos de pretender por ese modo subrepticio apoderarse de una fuente que siempre ha sido del vecindario representado por el Ayuntamiento; que las aguas no tienen el concepto de minero-medicinales, pero si lo tuvieran, el Ayuntamiento no cede a nadie su superior derecho a explotarlas y administrarlas…”. Manuel Yánez Melián, concejal por entonces y que se había ausentado de la sala antes de tal declaración, volvió a entrar al pleno después de exponerse la misma.
Entre dimes y diretes, el tema contribuyó a acabar con el largo periodo de poder del alcalde Manuel Acosta Sarmiento –que gobernaba desde 1890 y estaba casado con Margarita Yánez Melián, hermana de Manuel Yánez- y fue una expresión más de los enfrentamientos y últimos coletazos entre los grupos políticos surgidos a fines del XIX en el pacto que la Restauración borbónica había entramado para mantenerse, y que acabaría pocos años después.
Pero lo cierto es que -como el papel es poco y la efeméride de relevancia- a principios de 1914 las ollas terorenses reventaban de indignación. Las paredes de las casas de los que querían apropiarse de las aguas aparecían un día sí y otro también con pintadas alusivas a su torpe intento de sustracción; los enfrentamientos de defensores y contrarios –casi todos emparentados- aderezando los corrillos terorenses y los ánimos a punto de indignación. Un día, la casa de Manuel Yánez, en la calle de la Herrería, amaneció con un rústico féretro apoyado a su fachada y un gato –de negro pelaje- sacrificado en su interior. Las cosas, se palpaba, podían llegar a mayores.
Y aquí comienza la urdimbre de la Manifestación. El 18 de enero de 1914, un grupo de destacados propietarios, políticos, intelectuales terorenses o vinculados a Teror formaron la Junta Patriótica (gestada lógicamente desde meses antes) que pedía al ayuntamiento se elevaran al gobierno español varias peticiones encaminadas a recuperar el dominio y posesión de la Fuente Agria. Con premura, se organizó para el siguiente domingo un “meeting” y manifestación popular que debería dejar bien claro a todo el que lo viese que el pueblo de Teror y sus gobernantes no iban a consentir callados y dóciles el latrocinio.
Todos los pueblos de la isla y, por supuesto, los habitantes de los pagos terorenses, fueron convocados. Y la Manifestación de 1914, con aportaciones llegadas desde Cuba (ahí está todavía bien custodiado por Francisco Ortega Gil el estandarte desde allí enviado), implicación de intelectuales como Francisco González Díaz, la misma Iglesia del Pino o políticos como Franchy Roca; fue una magnífica escenificación de un evento de participación y defensa popular que no puede quedar olvidado o solapado por otros eventos que -con todo merecimiento- tendrán también este año en Teror su justa conmemoración.
“La Provincia” (al igual que otros periódicos y revistas locales y nacionales) nos dejó al día siguiente una magnífica descripción de toda la Manifestación, de la que destaco, no las extraordinarias intervenciones y discursos, sino el ambiente festivo con que la manifestación se celebró: “A las diez de la mañana, salimos en varios automóviles los expedicionarios de Las Palmas, que íbamos a asistir al gran mitin de protesta convocado por el pueblo de Teror contra !a R. O. que entrega a una empresa particular la Fuente Agria de aquel pueblo. A pesar del tiempo fresco y un poco lluvioso que reinaba ayer, hubimos de tragar mucho polvo hasta Tamaraceite, … Ya cerca del pueblo, encontramos una manifestación, en que también tomaba parte el elemento femenino y a la cabeza de ella hermosa joven con un estandarte en que aparecía una inscripción alusiva al acto que iba a celebrarse. Vitorearon a los expedicionarios. Procedía del pueblo de San Lorenzo. Llegamos al pueblo a las once. Todas las casas estaban engalanadas. De una azotea a la de enfrente, en la calle principal había tendido» unos lienzos en que se expresaba con grandes caracteres: «La voluntad de un pueblo es omnipotente»…Conducidos a la casa del Alcalde, D. Juan Rivero y hechas las presentaciones por el procurador D. José Bethencourt Montesdeoca, fuimos atentamente obsequiados. Pasamos allí luego un rato de agradable conversación con los señores de la Junta Patriótica y el Alcalde que se mostró muy complacido (momento que refleja la fotografía aquí reproducida). Inmediatamente fuimos a almorzar, satisfaciendo esta necesidad vital, con continuas intermitencias, pues, a cada momento nos asomábamos a las ventanas de la fonda para ver llegar por todos los caminos de los alrededores, nutridas manifestaciones que venían de los pueblos y pagos más cercanos. Terminamos y nos echamos á la calle. Se estaba formando en la entrada del pueblo la gran manifestación, con banderas y estandartes para dirigirse á la plaza, sitio en que había de celebrarse el mitin. Al frente iba un coro de niños, cantando un himno patriótico, á los acordes de una banda de música…”
El himno, compuesto por el poeta terorense José Domínguez Miranda, fue la expresión máxima de aquella conjunta participación del pueblo. Don Óscar Sánchez Benítez, actual director de la Banda de Teror, a ruego del que escribe y gracias a una grabación que realicé a principios de la década de 1980 con las hermanas Álvarez, está trabajando en su recuperación. Así decía y así se repitió durante décadas como una forma de soterrada reivindicación popular en un Teror en apariencia sumiso y conservador: “¡Alerta terorenses! Enardeced los pechos hoy que nuestros derechos vamos a defender. La cristalina Agua Agria es nuestro patrimonio y os da por testimonio valor para vencer. Alerta, campeones, espíritus sinceros, blandamos los aceros contra el usurpador. Y en alta voz decidle: Por el agua querida, daremos nuestra vida, salvando nuestro honor. Arriba, noble Villa, y mueran los traidores, y brillen los albores de nuestro porvenir. Tus fueros son tus bríos, tu ley tu patriotismo y todo tu civismo, por tu honor combatir”
Una anecdótica consecuencia de esta manifestación fue que en la Villa, en las elecciones a diputados celebradas al mes siguiente, el tema de la Fuente Agria se tuvo muy en cuenta a la hora de elegir. Tal como escribiera Felipe Massieu a Leopoldo Matos, unos días antes de la manifestación: “Para ello me aseguran que cuentan con algunos elementos como Acosta y algún otro por el estilo (se procura explotar a los descontentos, que nunca faltan) entre los cuales se encuentran los locos, que dicen votarían solamente a ti y a Ambrosio. No creo tampoco que esto tenga visos de credibilidad, aunque bien pudiera creerse, dada la actitud de Acosta y la finalidad de la sublevación en estos días de los de Teror, que están contra ti como energúmenos por lo del agua agria y dicen que el pueblo entero no vota sino al Diputado que les ofrezca la libertad de las mencionadas aguas…” Ese diputado fue el granadino Baldomero Argente del Castillo, que trabajó para la resolución del tema alcanzándola en 1916 y que en “premio” recibió la denominación de la Calle Real de la Villa, que llevó su nombre hasta 1937. Además, a fines del mes siguiente a la Manifestación, y también como consecuencia de todo este enfervorizado clima de exaltación de la Fuente Agria -a la par que el Pino y la Virgen del Pino- como principales elementos simbólicos que lo que “era y es Teror” se aprobó el primer escudo de Teror donde aparecía una fuente, en alegoría de aquélla, como puede verse en la fachada del Ayuntamiento, junto a La Alameda terorense.
Hasta 1928 no se declararía la utilidad pública del Agua Agria y hasta muchísimo después no se alcanzaría plenamente el control municipal de las mismas; pero la Manifestación de 1914 quedó siempre en el recuerdo de los canarios que la vivieron como el inicio de lo que hoy es la pujante empresa “Aguas de Teror”, a vez que un instante de singular relevancia en los pocos pero destacados momentos de “rebelión” social que salpican y salpimentan la historia, de por sí nutrida de aconteceres diversos, de la Villa Mariana de Teror.
Compartir en redes sociales