Rancho de Ánimas es una de las manifestaciones de la cultura popular más antiguas que se conservan en la actualidad. Su principal misión era recaudar limosna para pagar misas por las almas del Purgatorio, a la vez que divulgaban el Evangelio, llegando a las zonas más inaccesibles de la accidentada geografía isleña. La pervivencia del Rancho de Ánimas Arbejales-Teror hasta la actualidad hay que atribuirla al tesón, a la devoción religiosa, al arraigo a las tradiciones y a la identificación con un legado transmitido a lo largo de los siglos, de generación en generación.
Actualmente, el Rancho de Ánimas Arbejales-Teror lo componen alrededor de 25 personas, con una apreciable presencia de mujeres, una innovación que se introdujo en la década de los años ochenta del pasado siglo apoyando y fortaleciendo al colectivo en momentos difíciles. La mayoría de sus componentes han vivido el Rancho desde su infancia y han tenido familiares en el mismo.