El molino de San Isidro
El Molino de San Isidro es la única industria dedicada a la elaboración de gofio, que aún permanece activa en la localidad. Comenzó su producción a mediados de la década de 1940, al principio, movido por la fuerza motriz del agua, y, posteriormente por energía eléctrica, por lo que se trata de un molino de fuego. En tiempos recientes existieron industrias similares, como es el caso del molino instalado en el barrio del Faro o la planta industrial de la firma Gofio La Piña S.L., ubicada durante muchos años en el barrio de Miraflor hasta su traslado a Las Palmas de Gran Canaria. El molino cuenta con tres dependencias de las que dos cumplen la función de almacén. La principal, orientada hacia la calle, tiene dos pares de piedras dispuestas sobre una estructura que da a un pocillo que llega al suelo para depositar el grano.
En su libro Molinos de agua en Gran Canaria (1988) del autor Juan Manuel Díaz Rodríguez, menciona la existencia de 10 molinos harineros en la jurisdicción de Teror. Se trataba de molinos de agua, que con el paso del tiempo se transformaron en molinos de fuego, movidos por vapor o gasoil. Ninguno de ellos se conserva, salvo sus ruinas o restos.
Junto con este molino de San Isidro, en el barrio de los Arbejales existieron otros molinos históricos como el molino de los Migueles o del Ojero, también conocido como el molino de Cho Juan; el molino de Farinós, emplazado en el paraje de los Morales; y el molino de Santiago Marrero o de la Molineta, activo hasta la década de 1960.