Por Juan de Dios Ramos, Alcalde de Teror
Vivimos una época de la historia de la humanidad realmente interesante. Quizás nunca antes nuestros antepasados habían asistido a lo largo de su vida a tantos y tan intensos cambios como los que estamos pudiendo vivir nosotros. Quienes ya pasamos del medio siglo y nacimos sin electricidad ni agua corriente en nuestras casas, nos maravillamos del cambio radical que se ha generado en pocas décadas en el planeta, en general, y en nuestro municipio, en particular.
Sin embargo, también caemos en la lamentación de ver cómo ésta transformación hacia una mejor calidad de vida nos hace perder muchos de los valores y tradiciones ancestrales, que durante tanto tiempo han permanecido en nuestra sociedad. Las nuevas tecnologías de la comunicación, las mejoras sanitarias, educativas o de equipamientos nos permiten sin lugar a dudas disfrutar más y mejor de la vida. pero en otros aspectos, muchas veces echamos de menos “lo de antes”, refiriéndonos a tener un ritmo de vida más sosegado y estar más cerca físicamente de las personas.
Por suerte, en Teror esta evolución de “lo antiguo” a “lo moderno” se ha realizado de una manera progresiva, manteniendo la identidad del municipio, e incluso reforzando y mejorando los elementos que más le caracterizan. Teror sigue siendo hoy día un referente en la isla por su industria, por su casco histórico y su Basílica del pino, por sus fiestas, por sus paisajes, o por ser tierra de comerciantes y agricultores.
Desde el Ayuntamiento de Teror hemos trabajado para que lo moderno se incorpore a la vida de los terorenses, sin perder aquellas cosas con las que hemos convivido, aportándonos enseñanzas y recuerdos. Un claro ejemplo de que lo moderno no está reñido con lo antiguo son las nuevas oficinas municipales, un espacio emblemático de la historia de Teror que ofrecerá a los ciudadanos unos servicios modernos adecuados a los tiempos en los que vivimos.
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