Insignias de Oro

Esther Reyes Perera

Esther Reyes Perera

Nace hace 63 años, en 1952, en el barrio terorense de Arbejales, siendo la primera de 4 hermanos. Como la mayoría de los niños de su época, se crió al lado de sus padres, detrás del mostrador de la tienda de aceite y vinagre que éstos tenían, donde se podía comprar desde un queso hasta materiales de construcción. Jugaba y dormía en una caja de madera que su madre había forrado con mucho cariño, de las que se utilizaban como embalaje del coñac.  
 

Estudió hasta los 13 años entre Teror y Arucas, donde llegó a terminar 4º de Bachillerato de la época. A esa edad su padre consideró que eran suficientes estudios y empezó a trabajar desde las 7 de la mañana hasta las 9 o 10 de la noche, ya que en el negocio familiar no había horarios, ni días libres, porque los domingos también se trabajaba hasta mediodía.

A los 18 años conoció a Antonio Campos, un carpintero de la zona, y desde esa fecha forman pareja con las mismas ideas sobre tener una familia y una vida en común. Se casan en 1973 y siguen juntos hasta hoy afrontando lo bueno y lo malo que la vida les va deparando. De aquel encuentro se forma una familia que cuenta con 2 hijos y 2 nietos, de los cuales se siente especialmente orgullosa.  El mismo año de su boda muere su padre, Pedro Reyes Domínguez, por aquel entonces conocido comerciante de las medianías, y Esther, con 3 hermanos menores de edad (desde los 2 hasta los 17 años), se ve obligada a ponerse al frente del comercio en plena temporada de cosecha, la cual suponía una importante actividad para la época. Esta situación supuso que tuviera que abandonar sus planes de recién casada, con una mudanza a medias incluida, poniéndose al mando con sólo 20 años junto a su esposo.  

Los dos primeros años tuvieron que dedicarse por entero a salvar la situación y mantener funcionando la tienda, atendiendo igualmente a la familia que por aquel entonces abarcaba a 6 personas entre su madre, sus hermanos y cómo no su marido. Pasado ese tiempo y en vista que el negocio no daba lo suficiente para mantener a la familia decidieron buscar una fuente de ingresos alternativa. Mientras tanto, en 1974 nace su primer hijo, Pedro, y poco después, en 1976 el segundo, René. 

En esos años Antonio empezó a trabajar como repartidor de EIDETESA, dejando finalmente la tienda de Arbejales y mudándose al Barrio del Pino en 1977 con la familia ya completa. Unos años después, por problemas de salud que hacían cada vez más difícil mantener el trabajo del reparto de dulces, pensaron en la posibilidad de abrir un pequeño bazar en el bajo de su casa y en 1982 nació “Comercial Campos” (que aunque tuvo el apellido de Antonio, se conocía habitualmente como “la tienda de Esther”). 

El pequeño comercio en el Barrio del Pino fue creciendo y pasó de ser un bazar a vender todo aquello que fuera útil para los vecinos: ropa de hogar, vestidos, calzado, artículos de regalo, juguetes, electrodomésticos; etc. Con el tiempo Antonio terminó dejando su actividad como repartidor que combinaba con la tienda y se incorpora al completo a la empresa familiar.   
Tras más de 10 años y motivado por los cambios que se fueron produciendo en la actividad, la familia vio la necesidad de buscar una mejor ubicación del negocio para facilitar el acceso a la clientela del pueblo, mudándose en 1993 a la C/ La Escuela y modificándose el nombre del negocio, que ya se había especializado en equipamiento deportivo, por el nuevo nombre de CARESPORT (que representa los apellidos de la familia: Campos Reyes).  

La actividad siguió evolucionando incorporándose al negocio los dos hijos de la familia, si bien finalmente será uno de ellos el que se mantenga al frente, y añadiendo un nuevo local en la C/ Real de la Plaza. A día de hoy podemos decir que de aquel inicio en la tienda de aceite y vinagre de sus padres, surgió una vida dedicada a la actividad comercial que ya alcanza dos generaciones y que ha supuesto más de 40 años dedicados al comercio en Teror.  Hace unos años, cuando estaba cerca de la jubilación, la vida le sorprende y en marzo de 2012 le detectan un cáncer (sarcoma) que desde entonces le ocupa buena parte de su tiempo y con el que sigue luchando todos los días, pero con el ánimo de seguir estando con la familia muchos años más.   

Dicho esto que más o menos resume su trayectoria personal, no sólo ha dedicado al comercio en Teror la mayor parte de su vida sino también a conseguir un grupo enorme de amigos, vecinos y clientes que mutuamente se han dado mucho cariño.   

La tienda del Barrio del Pino, fue más que una tienda, un punto de encuentro para los vecinos, donde dejar un recado, donde los niños podían quedarse a jugar en las proximidades porque estaban con “Esther”, donde muchos llegaban y te contaban sus problemas y alguien tenía una idea o conocía alguien que te podía ayudar. Aquella fue la época en la que más trabajó, pero también en la que fue más feliz.