Herrería y primera Dulcería de Teror
La Calle de la Herrería debe su nombre a la existencia de una herrería en torno al actual inmueble numerado con el 13, según nos relata el desaparecido Vicente Hernández Jiménez, cronista oficial de la Villa de Teror. Se trata de una de las nominaciones más antiguas del callejero de Teror. Así aparece mencionada en el plano del lugar, realizado hacia el año 1760 por el coronel D. Antonio de la Rocha.
La presencia de la imagen de Ntra. Sra. del Pino y su localización geográfica, hicieron de Teror el centro y la confluencia de muchos caminos. Esta circunstancia se tradujo el continuo trasiego de bestias y animales de carga necesitados de herraduras, lo que dio lugar a la presencia de un buen número de maestros herreros.
Por otro lado, fue en la Calle de la Herrería donde se abrió la primera dulcería de la que se tiene noticia en Teror. Colindante a la actual casa parroquial vivía Pinito Yánez, quien regentó la única dulcería existente en Teror hasta el año 1936. Conocida con el apelativo de la «Canastra», Pinito Yánez aprendió los secretos de su oficio de la señora Dña. Ana González, famosa pastelera establecida en el barrio capitalino de Vegueta, según nos refiere el cronista José Luis Yánez Rodríguez.
A Pinito Yánez le sucedieron, en calidad de pasteleros, el matrimonio formado por D. José Benítez Talavera y Dña. Fermina González, fundadores de la popular Dulcería Benítez, establecida en el año 1940, también, entre las Calles de la Herrería y Nueva.