La Familia González
Teror colocó su Cruz del Siglo en la Hoya Alta el 1 de enero de 1901. Don Judas Dávila, párroco en ese entonces de la Basílica de Nuestra Sra. del Pino, y al que queremos recordar también, la bendijo en el templo terorense y se llevó hasta el lugar donde se encuentra hoy día transportada a trozos por varios vecinos y vecinas del municipio. Una vez allí, se celebró una misa por tal acontecimiento. En 1999, la cruz original se trasladó al Palacio Episcopal colocándose en su lugar una nueva Cruz con nuevos materiales.
Según aquellos que más arraigo tienen sobre la historia de la Cruz, se colocó de tal manera que coincidiera con la Cruz del campanario de la Basílica. El primero en enramar la Cruz fue Pepe Ramón (primera generación de los González), que lo hizo en el periodo comprendido entre 1901 y 1918. Luego continuó Don Juan González (segunda generación González), siendo quien lo haría hasta el año 1942, fecha en la que su hijo D. José González (tercera generación) cogería el legado después de haber permanecido varios años en la guerra. Don José continuaría con la labor hasta el año 1998, año en el que donde su hijo Ramón González (cuarta generación) toma el testigo para seguir con ella hasta la actualidad, ayudado de sus hermanas. Hoy día, Antonio Ortega, cuñado de Ramón González, también contribuye con esta celebración que se lleva a cabo con la ayuda, además, de varios vecinos y vecinas de Teror a los que se quiere recordar aquí también.
En sus orígenes, la Cruz tenía 5 farolas, una en el centro, y luego una en cada extremo. Dentro de ellas, se encendían velas que era el modo, en un principio, en el que se hacían las promesas. En aquel tiempo las velas se mantenían encendidas 2 meses. Cuentan que los vecinos/as subían todas las tarde-noches a encenderlas. También se adornaba con flores. Fue a posteriori, a mediados del siglo XX y por iniciativa de Néstor Álamo, cuando se colocó otra Cruz metálica delante de la original que se iluminaría cada mes de mayo. Asimismo, se encendía durante las celebraciones de septiembre como guía para los romeros/as que durante tela noche venían hacia la Villa.
Actualmente, con la familia González como protagonista de la tradición se sigue enramando cada primero de mayo donde la Cruz de madera se engalana con un arco hecho de flores y ramas recogidas por el camino hacia la Hoya Alta.