Fábrica de Coca Cola
La popular bebida azucarada gaseosa Coca-Cola fue inventada en 1886 por el farmacéutico John Pemberton, como una bebida medicinal patentada. Posteriormente, fue adquirida por el empresario Asa Griggs Candler, quien hizo de ella una de las más consumidas del siglo XX, y del siglo XXI.
Su llegada a Canarias se produjo durante la década de 1920, de la mano de los indianos procedentes de Cuba. Su implantación en la isla de Tenerife se produjo en 1925, comercializada por la familia Olsen. Por su parte, su llegada a Gran Canaria tuvo lugar en 1927, donde se empezó a embotellar en la Calle Canalejas (Las Palmas de Gran Canaria) hasta 1933. En ese año y tras varios contratiempos, la Coca-Cola se trasladó a Teror, cuya producción se inició en 1934 de la mano del empresario Antonio Estévez Santana. Antonio Estévez había casado unos años antes con Eloína Quintana, hija de Simón Quintana y de Teresa González, fundadores del Hotel El Pino, ubicado a la entrada de la calle Real de la Villa de Teror. Precisamente, los bajos y sótanos de La Fonda, como también se conocía al citado hotel, albergaron la maquinaria necesaria para la producción de este popular refresco. A esta iniciativa se sumó el empresario Eduardo Quintana González, hijo de los fundadores del hotel.
Como señala el cronista oficial de Teror, José Luis Yánez Rodríguez, para la elaboración de esta bebida era necesario contar con agua de calidad y como quiera que en Teror no existía suministro de agua potable, se hizo necesario construir un aljibe en el barrio de Los Llanos, junto a un pozo de excelente calidad, para su posterior conducción en tuberías hasta el pueblo. Esta obra hidráulica también supuso el inicio del primer abastecimiento público de agua potable al pueblo, tras la compra de las instalaciones por el Ayuntamiento de Teror y su conversión en Abasto Público de la Villa.
Pese a su éxito, tan sólo cuatro años más tarde se disolvió la sociedad entre Antonio Estévez y Eduardo Quintana. Este último compró su parte a Estévez y la fábrica pasó a denominarse «Fábrica de Gaseosas y Sifones El Pino». En su nueva andadura empresarial, Eduardo Quintana González fundó en 1956 la popular marca de refrescos Nik.