Ermita de San José del Álamo
La ermita de San José del Álamo se construyó en 1677 con las limosnas de los fieles y una ayuda del Cabildo Catedral de 550 reales. Su función principal fue la de servir de hospicio o lugar de descanso, durante los traslados o Bajadas de la Virgen del Pino a la ciudad. Desde 1607 y hasta 1815, la imagen de Ntra. Sra. del Pino fue llevada en 45 ocasiones hasta la ciudad de Las Palmas. Como se ha encargado de señalar el profesor Vicente Suárez Grimón, el motivo principal de estas bajadas fueron las sequías, las plagas de langosta, las epidemias y los volcanes. Tras el traslado de 1815, la Virgen del Pino no volvió a visitar la capital hasta el año 1936, con motivo de la Guerra Civil Española.
En 1732, el obispo Dávila la encontró en buen estado. Sin embargo, a raíz de la supresión de las Bajadas, la ermita entró en un periodo de abandono que culminó con su ruina y desaparición. A comienzos de la década de 1930, el sacerdote José García Ortega, aún la pudo ver en pie. La describió como una ermita de unos 15 metros de longitud por 6 de anchura. Poseía una puerta con arco de medio punto y doblaje de cantería en el frontis, inmediato al camino, y otras dos laterales. Conservaba, adosadas a las paredes, dos pilas de agua bendita toscamente labradas en piedra, y en el testero una hornacina donde seguramente estuvo colocada la imagen titular. Hubo algunos intentos de reconstrucción del templo, como el promovido en 1925 por el vecino D. Manuel Yánez Melián, aunque sin éxito.
Algunos de los pocos restos materiales que aún se conservan de este templo, son, por un lado, una vieja cruz de tea levantada sobre tres peldaños, ubicada frente al referido templo. Junto con esta, aún se conserva la lápida conmemorativa que estuvo colocada junto a la puerta principal de la ermita. En su interior muestra la siguiente inscripción: «Siendo el capitán y sarjento mayor Don Juan Coello de Portugal, cavallero del orden del Señor Santiago, corregidor y capitán a guerra desta isla por su magestad, mandó hacer esta hermita por ospicio de Nuestra Señora del Pino, de limosna que se juntó de los debotos de ella, siendo cura el Licenciado Juan Rodrígues y alcalde Juan Francisco Suárez. Año de MDCLXXVI».