Ermita de la Virgen de las Nieves
En Teror, la devoción a la Virgen de las Nieves se remonta, al menos, a la primera mitad del siglo XVI. La talla de la Virgen de las Nieves fue la imagen titular de la primera ermita erigida en el lugar conocido como La Peña, en el barrio de El Palmar (Teror). El templo, excavado en la roca, fue fundado por Ana García, según reza en su testamento, con fecha de 10 de febrero de 1559. La citada cueva ermita aún se conserva, así como el nicho donde estuvo colocada la imagen de la Virgen. La primera referencia documental de la talla data de 1608. En ella se menciona a la escultura, de manera errónea, como de «Nuestra Señora de La Peña», al confundir la advocación con el lugar donde estuvo ubicado su primer templo.
El 30 de marzo de 1666, el hacendado D. Nicolás Herrera Leiva ordena en su testamento la construcción de una nueva ermita «en parte cómoda de dicho Pago». Allí fue colocada la imagen de la Virgen, donde permaneció hasta 1787, año en que la antigua ermita fue demolida y sustituida por el templo actual. En el primer inventario de la ermita, redactado el 12 de noviembre de 1715, se menciona la existencia de un «mantito de razo lisado y una corona» pertenecientes a la escultura titular. El segundo inventario de 1730 muestra la existencia de nuevos vestidos y telas. Este ajuar se vio enriquecido con la compra de dos velos, el primero de raso azul, y el otro, compuesto por una vara de raso blanco y vara y media de damasco azul, empleados para vestir a la talla.
Una primera atribución, ya superada, asignaba la autoría de la imagen a un escultor anónimo de la escuela sevillana y la databa en la segunda mitad del siglo XVI. Por su parte, el estudio de Constanza Negrín Delgado ha revelado el origen flamenco de la pieza. Con motivo de la exposición La Huella y la Senda, celebrada en la Catedral de Santa Ana en el año 2004, la imagen fue dada a conocer en su talla original y desprovista de los vestidos que la cubren ordinariamente. En el catálogo de la muestra, la profesora Negrín Delgado sitúa su lugar de procedencia en la ciudad de Malinas y la fecha de su realización en torno a las décadas de 1510 y 1520.
El libro primero de fábrica de la Basílica del Pino menciona, en 1558, la existencia de una talla de similares características, colocada junto a la titular del templo. Autores como Julio Sánchez Rodríguez plantea la posibilidad de que esta sea la que ahora se venera en El Palmar. También propone la posibilidad de que se trate de la segunda imagen del Pino, que sustituyó a la primitiva, tras el robo mencionado por Marín de Cubas.
La estructura del templo es similar al del resto de ermitas de la isla de Gran Canaria. Provista de una sola nave y una entrada coronada por un arco de medio punto, posee, además, una espadaña doble. De uno de sus huecos pende una campana fundida en 1816, por el maestro cántabro Francisco Javier del Otero. Hasta hace unos pocos años esta campana formaba pareja con otro metal procedente del vapor Zuelika, hundido frente a las costas de Gran Canaria en 1920 y adquirido posteriormente para el servicio de la ermita. Descolgado para su reparación, el paradero actual de dicho instrumento se desconoce, aunque es bastante probable que se encuentre en el domicilio particular de algún vecino de la localidad.