Puente del Molino
El Puente del Molino es el puente histórico más antiguo de los que se conservan en la isla de Gran Canaria. Su función fue la de salvar el paso o cruce del barranco de Teror, cuyas escabrosas pendientes eran intransitables, tanto para las personas como para los animales, durante buena parte del año.
Para dar solución a este problema, el Ayuntamiento constitucional de Teror acordó el 7 de octubre de 1823 la construcción de un puente que, a una altura proporcionada, salvase las dificultades del barranco. La necesidad y utilidad de la obra se justificó, como apunta el historiador Vicente Suárez Grimón, tanto por motivos de carácter espiritual como material. Así, con su construcción, el puente permitiría:
* El acceso a la iglesia parroquial de Ntra. Sra. del Pino y el auxilio de los sacramentos al vecindario del otro lado del barranco.
* El abastecimiento a la ciudad de Las Palmas con leña, carbón, papas, granos y otras producciones de Teror.
* El uso diario del agua procedente de la Fuente Agria por parte de las personas enfermas.
* El que los devotos de Ntra. Sra. del Pino puedan hacer sus romerías al santuario de Teror.
Debido a la carencia de medios económicos por parte del Ayuntamiento, la construcción del puente fue sufragada con los fondos de la parroquia del Pino. También colaboró el vecindario mediante la prestación personal y la de sus bestias de carga en el transporte de los materiales. Las obras comenzaron en 1824, dirigidas por el maestro Antonio Ponce, y no finalizaron hasta 1828.
La denominación de Puente del Molino se debe a la presencia de un molino para la elaboración de gofio y harina en sus inmediaciones.