Interesante el anuncio realizado recientemente por el primer teniente de alcalde y concejal de Promoción Económica del Ayuntamiento de Teror de llevar a cabo una serie de obras en el casco de la Villa para mejorar no solo el tráfico rodado sino además para animar y ordenar más si cabe el entorno histórico que rodea el Santuario-Basílica del Pino. Pensamos que la actual corporación municipal está haciendo lo imposible por cumplir con sus obligaciones democráticas a pesar de la actuación obstruccionista de una oposición irresponsable-alimentada y alentada por una concejal tránsfuga, no lo olvidemos-. Con todo hay que insistir que con el Plan Director que ultima dicho departamento municipal, el cambio de imagen del casco terorense va a ser una realidad en unos pocos años. Y que conste que los numerosos visitantes de la Villa mariana lo estaban pidiendo a gritos.

Creemos que con este proyecto, la Villa Mariana se moderniza y da un giro de 180 grados en lo que se refiere a su núcleo urbano más importante. Serán unos cambios valientes y necesarios y que ponen a la Villa en el siglo XXI. Teror, históricamente, ha sido y es el municipio más importante de la isla de Gran Canaria en cuanto al interés que despierta en todos los grancanarios ser la sede de la Patrona de la Diócesis canariense y ser por supuesto el foco espiritual de la isla. Por ello, lo que ha anunciado Gonzalo Rosario es interesante para esos numerosos visitantes de la Villa de Teror. El concejal ha adelantado que “hay que sacar el tráfico del interior” del casco histórico, ya que este enclave está soportando un tráfico viario desproporcionado, circunstancia que condiciona el crecimiento comercial de las vías principales del casco. Se impone un desvío del tráfico rodado hacia otras zonas nuevas del perímetro urbano ya que muchos de los vehículos que utilizan los actuales trazados ni siquiera se quedan en Teror, sino que se dirigen a Valleseco o San Mateo, etc. De las alternativas que se barajan nos pronunciamos a favor de la construcción de una circunvalación por la zona alta del casco, prevista en un principio desde la gasolinera de la entrada de Teror hasta el Asadero de El Secuestro. De todas formas recargar la calle Obispo Morán con un tráfico en ambas direcciones sería llevar más problemas de densidad y de posibles atascos de proporciones insospechadas.

La ampliación de la zona comercial por las calles principales me parece asimismo un acierto, y sobre todo que sea regulada de una vez por todas para evitar que los aledaños a la Basílica se conviertan en una mala copia de los mercadillos que vemos por toda Europa, y no lo que observamos en la actualidad, muchos de ellos ventorrillos de mal gusto y escasos de imagen comercial. Vemos con agrado el que se amplíe esa zona comercial a los barrios del Pino y Castaño, por las cercanías del Monasterio del Císter. La peatonalización de distintas calles aledañas a la vía central está bien y llega quizás con retraso. Todo parece indicar que el proyecto comercial, cultural y paisajístico prevé una serie de miradores y novedosas señalizaciones luminosas en el empedrado para guiar al visitante por las tiendas. Así que los cambios en la movilidad, el cierre de calles para animar al paseo a pie y mirar escaparates, incidirán en una estancia agradable en el Teror histórico, de la balconada que blasona la calle principal.

Además según hemos podido escuchar a los técnicos, este Plan de la Zona Comercial Abierta implicaría la recuperación del Parque de Sintes que se extiende desde la zona del Auditorio hasta el barranco. Se intenta dinamizar esos espacios libres para instalar zonas de juego, jardines, servicio de Wifi e incluso se habla de habilitar zonas para representar obras de teatro aficionado. Capítulo aparte tendrían los miradores paisajísticos previstos en la zona del castaño, con las zonas de sombras y de descanso para los numerosos visitantes que cada día llegan a la Villa Mariana, sobre todos los fines de semana. Todo ello, dotado de carteles informativos e ilustrativos para los turistas, ya que el objetivo sería el ofrecer un recorrido peatonal que alterne lo comercial con lo cultural, con la correspondiente visita a los centros de interés que existen en Teror.

No hay que olvidar que históricamente la Villa de Teror, por su situación geográfica de confluencia de caminos y sobre todo, como dijimos antes, por el factor religioso de ser sede de la Patrona de Gran Canaria, se ha convertido en el centro de nuestras medianías. Como reconocen muchos historiadores, junto a la ciudad de Telde, la Villa Mariana se convirtió en el primer mercado de la isla, arrancando casi desde el siglo XVIII. A pesar de los intentos de suprimir la feria dominical terorense en tiempos de Largo Caballero, en 1932, los comerciantes y el Ayuntamiento de Teror lograron que el gobierno de aquella época declarase que nuestro pueblo siguiera siendo plaza feriada. Por todo ello, apoyamos que la actual corporación mejore el escenario histórico teorense para que el comercio siga creciendo y nuestros visitantes se sientan cómodos, y Teror sea una población atractiva para los sectores de la economía y de la cultura, sin dejar a un lado, claro está, la religiosidad.