Orfandad en el 15-M |
Los diferentes movimientos sociales integrados en el llamado 15-M han quedado huérfanos con la desaparición de sus dos más importantes ideólogos: Stéphane Hessel y José Luis Sampedro. Ambos han desaparecido casi en silencio, en contraposición al eco internacional que ha tenido su mensaje de justicia y libertad en la sociedad europea. Los dos se han ido de este mundo calladamente, sobre todo el escritor, humanista y economista español José Luis Sampedro, quien falleció a los 96 años el pasado domingo aunque se ha sabido ahora.Sampedro vivió indignado por lo que sucedía en la sociedad europea, y prefirió morir con la prudencia del silencio. Al igual que el luchador de los derechos sociales Stéphane Hessel, el autor de “La sonrisa etrusca” se fue cabreado por la opulencia de unos pocos y la pobreza cada vez más marcada de muchos ciudadanos.
Ahora que no tenemos a José Luis Sampedro entre nosotros, recordamos unas declaraciones suyas al programa “59 segundos” de TVE en el año 2011, en las que el veterano pensador llamaba la atención de que el estado de bienestar estaba en riesgo, añadiendo que los tradicionales valores de nuestra cultura occidental estaban siendo sustituidos por otros intereses económicos, ajenos a esos valores, que desde su creación, ha defendido la Unión Europea.
Se refería el profesor Sampedro a que en la actualidad los mercados financieros tienen más poder en nuestra sociedad que los propios gobernantes políticos. En este sentido afirmaba que el fenómeno de la globalización no tenía otra connotación que la de la transferencia del poder político a los grandes poderes financieros. Decía también que los grandes empresarios parecen seguir a pie juntillas esta filosofía ya que su máxima es la de “trabajar más y cobrar menos”. Esto, claro, está dicho hacia los trabajadores ya que nunca se ha aplicado a lo empresarios y menos hacia los altos cargos de la administración.
José Luis Sampedro volvió a repetir unas ideas que ya expuso en el prólogo de “Indignaos”, de Stéphane Hessel, un pequeño libro que se ha convertido en un alegato contra la indiferencia de la sociedad actual y a favor de la insurrección pacífica. Una revolución que intenta que los débiles de esta sociedad se hagan “fuertes” frente a los poderosos. Una revolución que persigue cambiar el poder tal y como actualmente se concibe; un poder que tenga en cuenta la ética, y que priorice los intereses de los más pobres. Es muy clarificador que el economista José Luis Sampedro reivindicara la ética y la dignidad en un mundo en el que esos valores no se cotizan.
En el mensaje del economista Sampedro en “Indignaos” se indica que los financieros, culpables de la gran crisis, han salido de ella sin grandes pérdidas, mientras que las víctimas, los países pobres, no recuperan ni el trabajo ni su nivel de ingresos. El “Indignaos” de Hessell es un grito a las generaciones jóvenes, ya que, según él, de la indignación nace la voluntad de compromiso con la historia. Y fundamentalmente para no perder los avances del estado de bienestar frente a los retrocesos que algunos quieren imponer. En una palabra, se trata de salir de la crisis sin tocar en lo más mínimo el estado de bienestar, que con las actuales reformas está más que en peligro de desaparecer.
Habría que darle un nuevo rostro a la economía, resistiendo. Los logros democráticos habría que basarlos en valores éticos, de justicia y libertad. Nunca por supuesto, habría que sucumbir bajo los vientos destructores del consumismo voraz, ni tampoco bajo los que nos imponen los recortes. En contra de lo que se hizo muy popular en Estados Unidos, en la campaña electoral en tiempos de George Bush y Bill Clinton, con aquel slogan que decía “¡Es la economía, estúpido!”, hoy habría que señalar que no debe ser la economía la que mande, sino los valores y los logros del estado del bienestar.
Según confesó su mujer, tras su fallecimiento, José Luis Sampedro estaba indignado por los recortes sociales de los gobiernos europeos, y en particular de los recortes en España que lo ponían enfermo y muy triste. Nunca estuvo de acuerdo en aquellos de la “generación perdida”, sino de los efectos de la mala política social en Europa.
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