Presente y futuro de los coloquios de Historia Canario-Americano |
Culminaron el viernes pasado las sesiones del XX Coloquio de Historia Canario-Americana con la idea clara que, en alguna manera, se cierra una primera etapa de su fecundo y efectivo devenir, que ha convertido a esta cita no sólo en un foro de enorme resonancia tricontinental, sino casi en el único orbe de encuentro reflexión y discusión que tiene el ámbito de la historiografía, especialmente la atlántica, la americana y la canaria, aquí en las islas, algo que los coordinadores del Coloquio, a través de la directora de la Casa de Colón, Elena Acosta, expusieron en las conclusiones y en una carta abierta dirigida al Consejero Insular de Cultura Larry Álvarez, al que solicitaban el mantenimiento de estas reuniones científicas aunque fueran cada tres años, un reto que el Consejero no sólo aceptó, sino que se comprometió a trabajar por él.
Veinte ediciones en treinta y seis años de existencia, miles de ponentes y muchas más aún ponencias, comunicaciones, posters, debates y reflexiones de americanistas, historiadores, arqueólogos, geógrafos, investigadores, y los Coloquios de Historia Canario-Americana que surgen en 1976, impulsados y coordinados por el profesor Francisco Morales Padrón , al que se rinde sentido y merecido homenaje científico en esta significativa ocasión, llegan al presente no sólo consolidados y con todos sus objetivos y propuestas plenamente vigentes en el ámbito actual de este orbe científico y cultural, sino convertidos en una verdadera puerta al futuro de los encuentros para tratar de temas canario-americanos, y aún más allá, de todo aquello que supone un acercamiento a esa imprescindible mirada tricontinental que Canarias se debe exigir a corto y medio plazo en su devenir.
Y en todo ello tampoco ha quedado fuera la historia insular y local, con muchísimas ponencias y comunicaciones que se han referido, a lo largo de estos 36 años, a muy diversos asuntos, eventos y personajes de distintas localidades isleñas; entre ellas Teror ha sido de las que ha tenido siempre bastante protagonismo, que incluso ha recibido la visita de sus ilustres participantes en más de una ocasión.
Veinte ediciones en las que Gran Canaria se ha nutrido y beneficiado con la presencia de una muy selecta lista de americanistas e historiadores de ambas orillas del Atlántico, en la que se pueden citar nombres como los, García Gallo, Millares Carló, Miguel Artola, Henry Kamen, Joseph Pérez, Gabriel Jackson, Eiras Roel o en esta ocasión John Elliott con una profunda reflexión acerca de las convergencias y divergencias del Atlántico español y luso. Todo ello en un marco de libertad y entendimiento fecundo, de compartir muy cercano entre investigadores consagrados y estudiantes que comienzan a bregarse en estas lides; un formade trabajo y de debate que ha marcado estilo, que ha creado escuela, que ha dejado una huella indeleble no sólo en miles de historiadores e investigadores, sino en una buena parte de la sociedad grancanaria en general, que acude con total libertad a escuchar e interesarse por las materias que cada dos años ofrecen los Coloquios de Historia Canario-Americana en la Casa de Colón.
Hace 36 años 16 ponencias de temas canario-americanos abrieron el camino al amplísimo espectro de materias y objetivos que se han abierto a lo largo de estas primeras XX ediciones, en el que descuella un valioso material y una importante documentación sobre la historia del Archipiélago, así como nuevas aportaciones para el conocimiento del trabajo que se desarrolla actualmente sobre la historia de Canarias. Como posibles precedentes resaltaría de un lado el “Primer Ciclo de Conferencias sobre temas Canario-Atlánticos”, que la Casa de Colón inauguró el 3 de abril de 1956 con una conferencia del entonces director del Archivo Provincial, Benjamín Artiles Pérez, sobre “El Doctor don Andrés Ruano y Corrionero de Figueroa, Oidor de la Real Audiencia de Canarias”, y que entre otras intervenciones como la del investigador tinerfeño Leopoldo de la Rosa Olivera, la del catedrático Elías Serra Rafols, la del profesor Alejandro Cioranescu, o la del investigador Miguel Tarquis, estuvo la de escritor y letrado Luis Benitez Inglott que se refirió a “El Comercio de Canarias con América”. De otro lado no se puede olvidar –personalmente no podría hacerlo nunca y por ningún motivo- el impulso que desde Sevilla, a lo largo de la década de los años sesenta, ofreció el profesor Morales Padrón al esfuerzo que convertiría a la Casa de Colón en un prestigioso centro americanista.
Hoy los Coloquios, con el recuerdo ineludible y perenne del Dr. Morales Padrón, son parte ineludible tanto de la propia idiosincrasia cultural grancanaria, como de los ámbitos de estudios atlánticos y americanistas, pues a nadie se le oculta, como se ha reiterado públicamente, su rol como instrumento de investigadores canarios, americanos, europeos, que resalta el papel de Canarias como punto de encuentro de culturas y puente de reunión entre el Viejo y el Nuevo Mundo. Y es que, como señaló el propio D. Francisco en mayo de 1996, “…desde las Islas Canarias, auténtica encrucijada entre tres continentes, ha sido siempre fácil mirar hacia el rumbo americano…”, al que durante estos días miran con precisión estos XX Coloquios de Historia Canario-Americana.
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