Pequeñas diferencias |
Mourinho y Rajoy se parecen más de lo que creen. Ambos son del Real Madrid. Uno es portugués y otro gallego, o sea, limítrofes. Los dos son cincuentones, líderes, mandan mucho y a ambos les gusta estar en el papel.
Cuando la cosa está caldeada y no les interesa salir a la palestra, envían a sus subordinados a que den la cara por ellos. El entrenador del Real Madrid ordena a Karanka a que asista a las ruedas de prensa mientras que el presidente del Gobierno pide a Sáenz de Santamaría o Cospedal que le sustituyan en las comparecencia públicas.
Lo que diferencia fundamentalmente a Rajoy de Mourinho es la claridad. Mientras el portugués es contundente y directo en sus manifestaciones, el gallego es ambiguo y confuso. Mientras la gente espera las comparecencia del primero para aclararse, abomina de las del segundo porque su especialidad es desconcertar más al personal.
Cuando hace una gira latinoamericana, confunde Cuba con Perú ante la hilaridadde los comparecientes. En España apenas da la cara y cuando lo hace no permitepreguntas a los periodistas. Es un busto parlante instalado en la pantalla del televisor.
Cuando está fuera no le queda más remedio que comparecer junto a los estadistasde otros países. Esta semana, después de esconderse entre los suyos para no contestar a las incómodas preguntas sobre el caso Bárcenas, ha tenido que salir del caparazón en Alemania, junto a Merkel, para reiterar lo que ya dijo, camuflado entre suscorreligionarios, unos días antes en Madrid.
Rajoy asegura que la financiación de su partido es transparente, algo que nadiese cree porque hasta la de los partidos más pequeños es opaca. Negó también que en el PP se repartan sobres con dinero negro para premiar a sus dirigentes.
En Alemania ha repetido que todo es falso, excepto lo que no lo es, en unaintervención que estuvo a mitad de camino entre Piedra Pómez, Faemino y Cansado y Martes y Trece.
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