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APUNTE 01/07/2015

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Paquito Gil, un cronista atípico
Por
Sebastián Sarmientochano_sarmiento_apunte

Francisco Ortega Gil­González, más conocido también como Paquito Gil, se nos ha ido casi sin hacer ruido y de la misma forma que transcurrió su vida en la Villa mariana. Se nos ha ido un hombre que apenas hacía ruido. En nuestra infancia y juventud, le recordamos como una persona dedicada a su pequeño negocio situado en la calle del Riego,siempre inquieto y curioso por el pasado de su Teror,al que de verdad quiso y amó demasiado, como ha revelado estos días el actual Cronista terorense, José Luis Yánez. Amable, de pocas palabras, Paquito Gil en sus ratos de ocio parecía un ratón de bibliotecas y archivos. Así nos enteramos luego que Paquito era un recopilador de historias de Teror,siendo de todos conocida su afición a recoger datos, recuerdos e imágenes sobre el municipio que amó. Estos datos que recogía no solo en Teror sino también en Las Palmas de Gran Canaria a través del Museo Canario y otros archivos, los iba dando a conocer en artículos de prensa o en sus continuas colaboraciones en radio o en televisión.

 

En todos ellos exaltaba sin acritud las tradiciones y el pasado del Teror que siempre fue su inspiración. La Patrona de la Diócesis de Canarias, nuestra Virgen del Pino, fue otra de sus pasiones investigadoras. Por ello se empapaba sobre el Teror en el que vivió y en el Teror que quiso morir. Sus investigaciones y su búsqueda en el pasado no lo quería para él solo. Nos consta  que todo aquel que quiso y se lo pidió, se lo entregaba generosamente. Por ejemplo recuerdo cuando el desaparecido Braulio Guevara escribió su libro “500 años de la aparición de la Virgen del Pino”, muchos de los testimonios gráficos que se nos ofrecía en en esta publicación fueron cedidos por Francisco Ortega Gil. Y así en tantos otros trabajos literarios aparecidos en distintos medios y en los que colaboraba puntualmente.

 

Hace unos días, el cronista oficial de Teror, Cayo Yánez, escribió en esta página web un sentido obituario en el que nos daba a conocer detalles y retazos de la personalidad de Paquito Gil. El ahora desaparecido Paquito vivió siempre muy cerca de todo lo que ocurría a su alrededor y lo que acontecía en los barrios. Lo que él observaba y lo que descubría a través de los archivos que visitaba con frecuencia, lo guardaba en su mente mostrando a todos que disponía de una fantástica memoria y que como hemos indicado ya,ponía al servicio de todo sus paisanos tanto en las conversaciones de calle como en sus relaciones epistolares . En ese sentido fue en todo momento un cronista atípico de lo que sucedía en su pueblo, entre las personas que lo trataban.

 

 

Genio y figura. Paquito siempre fue fiel a la mujer que lo acogió como madre, siendo él niño aún. Aunque tampoco renunció a su familia biológica, mostrando una ternura hacia los que le habían dado la vida, ayudándolos en todo momento en sus necesidades. Protagonizó una vida sencilla, sin grandes aspavientos. Sus conocimientos de la historia de nuestro pueblo, nunca se los quedó para sí. Publicaba de vez en cuando en la prensa de la capital, sobre todo en Canarias 7. Muy comentado fue el trabajo publicado en el mencionado rotativo grancanario, el 28 de marzo de 1998, titulado “Nostalgia de la Semana Santa en Teror” y del que el cronista terorense Vicente Hernández Jiménez obtuvo datos para su libro “La Semana Santa de Teror” (2000).

 

 

En los acontecimientos o aniversarios de la Villa, frecuentemente era solicitado por periodistas y comunicadores tanto en la radio municipal como en las otras emisoras de la capital y hasta en la televisión. Impartía “magisterio”, pero con humildad y sencillez. Como buen amante de la historia y de nuestro pasado, guardaba todo lo que hallaba o lo que descubría en sus viajes tanto nacionales como al extranjero. Digamos que Paquito Gil fue la historia viva de una gran parte del Teror contemporáneo. Un trabajo callado y silencioso que le hizo merecedor en vida de no pocos homenajes, aunque se llevaría a la tumba el mejor y el más valorado por él: la insignia de Oro municipal en el 2011.

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