Se nos fue un emprendedor
Por Sebastián Sarmiento
En la tarde del pasado lunes 13 de febrero, los vecinos de la Villa Mariana de Teror dábamos el último adiós al empresario terorense Benjamín Rodríguez. Podría decirse que dijimos adiós al primer emprendedor que apareció en esta comarca de medianías en el pasado siglo. Ese lunes, 13 de febrero, era una tarde fría, típica del invierno terorense, con un cielo gris y encapotado. Por la Capilla ardiente, instalada en su vieja casona de la calle Castaño, número 32, situada por cierto muy cerquita del Monasterio del Císter, desfilaron muchos amigos de la familia de Benjamín Rodríguez a quien rindieron su último homenaje.
El acto del sepelio constituyó todo él una impresionante manifestación de duelo, que tuvo su momento importante en el acto religioso de las exequias que se desarrollo en el interior de la Basílica de Nuestra señora del Pino, presidido por el Párroco D. Manuel Reyes, quien dirigió unas sentidas palabras para el finado y sus familiares. El sacerdote terorense hizo referencia a Benjamín Rodríguez como un hombre animoso, amante de su familia a la que inculcó un conjunto de valores sociales y religiosos, sobre todo su devoción a la Virgen del Pino. Un hombre que lo dio todo por sus hijos y por los terorenses, dándoles la posibilidad de trabajar en su propia tierra a través de sus propias empresas.
En el fondo del sentido “adiós”, ofrecido a Benjamín Rodríguez Santana, con ocasión de su sepelio en el viejo Cementerio de la Villa Mariana, se recordaba al empresario, amigo y vecino, como el primer emprendedor de Teror en los difíciles años de la postguerra española. Fundador de dos empresas señeras de la isla, Maderas El Pino y Ferretería Guanarteme, Benjamín Rodríguez hacía varios años que había puesto en manos de sus hijos el legado empresarial que con tanta dedicación y ahinco consolidó durante décadas.
Tanto Benjamín Rodríguez como su hermano Abrahán iniciaron su andadura empresarial en Guinea Ecuatorial donde pondría en marcha la Factoría El Pino. Según nos comentaron ambos hermanos, en diversas ocasiones -en vida claro está- en aquella factoría guineana vendían de todo: comida, ropa, telas, material de construcción, artículos de ferretería y todo lo necesario para abastecer a la población de la ex colonia española en el África Occidental. Fue en aquel momento inicial de sus negocios en Guinea cuando decidieron importar madera, haciendo turnos para pasar seis meses del año en Guinea Ecuatorial y otros seis en la isla de Gran Canaria, su isla natal.
Andando el tiempo ambos hermanos deciden comprar Comercial Ferretera, participando con ellos, incluso como socio, Francisco Bravo de Laguna. Desde luego que los excelentes resultados de la importación de madera y de la ferretería, les permite a los tres socios expandirse por diversos municipios grancanarios, abriendo nuevos establecimientos comerciales en la propia Villa de Teror; en Miller Bajo, Las Torres y Guanarteme (Las Palmas de Gran Canaria); en Melenara (Telde), y por último en Gáldar.
La mayoría de los clientes de la empresa de madera eran pequeños carpinteros de la comarca de medianías y de la costa grancanaria, aunque también atendieron al pequeño consumidor ya que ellos comercializaban puertas prefabricadas y cocinas, entre otros productos del sector del metal. En no pocas ocasiones mi padre, Sebastián Sarmiento, propietario de un modesto taller de carpintería, situado en la antigua calle de Coronel Rocha, les compraba madera y otros artículos de ferretería. En el caso de las Ferreterías ofertaban, y ofertan aún hoy, todo tipo de materiales a los ciudadanos de los municipios mencionados anteriormente, convirtiéndose su empresa principal, “Ferretería Guanarteme”, en uno de los establecimientos comerciales del sector con más prestigio y conocidos de toda la isla de Gran Canaria.
Este primer comentario nuestro o “Apunte” en el magazine de “Las mañanas” de Radio Municipal de Teror queremos que sea una especie de homenaje a estos hombres que como Benjamín Rodríguez Santana y su hermano Abrahán, fueron los primeros emprendedores de esta comarca grancanaria, a pesar de los problemas económicos de aquella época. Rendimos tributo a un buen ciudadano de Teror a un excelente empresario canario que como ha señalado nuestro alcalde, Juan de Dios Ramos, siempre tuvo en cuenta a su pueblo natal para emplear en sus negocios a los hijos de Teror. Es más tuvo el honor de llevar el nombre de nuestra Villa no solo por todo el Archipiélago, sino por el África Occidental, con esa incursión empresarial en Guinea ecuatorial donde aún le recuerda con cariño su población. Por este motivo la Corporación terorense está en deuda con Benjamín Rodríguez Santana y familia, concediéndole a título póstumo, el título de Hijo predilecto de la Villa- sino lo tiene ya concedido- o dedicarle una calle en la nueva zona de expansión comercial de la Villa Mariana.
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