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APUNTE 22/02/2012

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Más formación y preparación
Por Sebastián Sarmiento

A mediados de este  mes de febrero los medios de comunicación  de Canarias se hacían  eco de una polémica, suscitada a raíz de un suspenso mayoritario en la prueba ortográfica, preparada  por los miembros  del Tribunal de unas recientes oposiciones a la Policía Municipal del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. Esta prueba era la cuarta que se realizaba en esta oposición para cubrir 71 plazas  de policías locales. Los resultados de dicha prueba  no pueden ser más descorazonadores para cualquier profesor o formador: solo 30 aspirantes de los 168 que se habían presentado, superaron la prueba que fue calificada por las personas que no la aprobaron,  como “abusiva” y “extremadamente difícil”.

 

Respetando el derecho de estos opositores a recurrir lo que ellos consideren oportuno, pensamos que este hecho debe hacernos reflexionar sobre el nivel de preparación y formación de nuestros jóvenes. Una generación que dicen es la mejor preparada de las ultimas décadas en las islas, que sin embargo no sabe expresar con claridad sus ideas o escribe con numerosas faltas de ortografía; unos hábitos negativos que son resultado de una defectuosa formación en su etapa de la ESO o el Bachillerato, o son “presas” fáciles de los negativos hábitos de las redes sociales, en las que se valora más lo que se dice y no cómo se expresa, con no pocas “patadas” al Diccionario y a la correcta  ortografía de nuestra lengua.

 

La prueba que comentamos consistía en detectar en 10 minutos las 47 faltas ortográficas que se habían  introducido en 22 frases. Los opositores tenían que escribir correctamente en un folio las palabras con faltas, no pudiendo tener más de 10 errores.

 

De todas formas,a nuestro juicio,las quejas de los opositores suspendidos  suenan a “excusa barata”, como alguien ha dicho. Quizás el tiempo de la prueba fuera insuficientemente corto, pero estos candidatos  a policías  locales creemos que deben saber rellenar en un tiempo prudencial un expediente de cualquier naturaleza, o redactar un informe de interés de forma correcta y sin faltas de ortografía. Lo grave en todo este asunto es que estas quejas fueron apoyadas por unos representantes sindicales de la Policía Local, animando a los opositores suspendidos a presentar recursos, al tiempo que solicitaban de los responsables políticos la anulación del test de marras, al parecer, por “su extrema dificultad”. El Tribunal, hasta el momento, se ha negado a repetir la prueba. De lo contrario, hubiese sido una falta de respeto para aquellos opositores  que superaron la prueba.

 

Si el bochorno por el fracaso en esta prueba no fuera suficiente, algunos de los opositores suspendidos  tienen previsto llevar el mencionado test a los Institutos para que los profesores de Lengua, realicen la dichosa prueba a sus alumnos. De todas formas algunos profesionales de la educación  han iniciado el debate en torno a esta cuestión, planteando si es aceptable que un alumno que haya superado el Bachillerato cometa tantas faltas de ortografía…

 

Mientras reflexionaba sobre esta absurda e injustificada polémica, me venían a  mi mente no pocos recuerdos  de nuestra infancia y adolescencia en la Villa de Teror. Tanto en la Escuela de Anita Arencibia y Lalita Domínguez, de la vieja calle  Coronel Rocha, como  posteriormente en el Colegio Salesiano se nos daba a los chicos y chicas de entonces una instrucción integral y completa, en la que se insistía en las áreas de Matemáticas y Lengua. En esta última disciplina nos “mataban” a Dictados hasta ir reduciendo el número de faltas ortográficas. Concretamente en el desaparecido Colegio de los Salesianos,  en el curso preparatorio para el “ingreso” al Bachillerato, se nos hacía leer el Quijote y otras obras de nuestra literatura castellana, a través de las cuales pulíamos nuestra ortografía y mejorábamos nuestra expresión, gracias a una lectura sosegada en las propias aulas. Esfuerzo  que jamás  agradeceremos  a aquellos maestros, como D. Vicente  o D. Antonio Vega; D. Juan del Rosario, D. Eloy Cabello o D. Manuel Sánchez, entre otros, claro, que a fuer de ser duros e impasibles con nosotros, lograron que aquella generación de estudiantes terorenses, apenas  si tuviéramos faltas de ortografía, y por supuesto con una cultura general sólida, como se decía antes.Por ello, cuando nos tropezamos con hechos como el que estamos comentando en las oposiciones de marras a Policías Locales  de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, no está nada mal que nos acordemos de aquellos primeros profesores terorenses de los  que aprendimos tantas cosas  y de cuánto tenemos que agradecerles toda nuestra vida, ya que “es de bien nacidos ser agradecidos”, como indica nuestro  refranero español.

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