El anual reconocimiento a Fernando León y Castillo |
Cada año el mes de noviembre culmina con un homenaje en el que no sólo se resalta el recuerdo de uno de los hijos más ilustres de la historia insular, Fernando de León y Castillo, sino que con él es la propia Gran Canaria la que descuella y hace un homenaje a su propio devenir histórico, al esfuerzo enorme que, siglo tras siglos, ha tenido que hacer con el empeño de todos sus habitantes para buscar su porvenir y su progreso.
Por ello hoy se nos hace muy relevante y significativo que Fernando de León y Castillo adoptara desde muy joven como lema de su trabajo el del partido de otro ilustre grancanario, Antonio López Botas, que rezaba aquello de: “todo por y para la Gran Canaria”.
Elocuente con esta idea es lo que señala en una carta remitida a sus amigos y paisanos de Telde el 30 de enero de 1871, en la que declara como trabajará “…sin descanso a fin de conseguir la protección del Gobierno para la Isla de Gran Canaria en todo lo que se refiera al desarrollo de su riqueza y al fomento de sus intereses materiales. Estoy dispuesto a interponer toda la influencia que me de mi cargo a favor de los proyectos que se hayan hecho y puedan hacerse para mejorar las condiciones de bienestar y prosperidad de que disfruta en esa actualmente y que podrán hacerse unas ventajas al amparo de una administración conocedora de todas las necesidades…”
Una de sus primeras manifestaciones en favor de los grandes proyectos que favorecerían a Gran Canaria y con ella a todas las demás Islas Canarias, de las que, como él mismo señala, “fue durante siglos su capital”, sería la construcción del Puerto de La Luz, tanto que en los días postreros de su vida no duda tampoco en resaltar como “…de todo aquello con que yo soñara respecto a la misión de España en África, y a que consagré la mejor y mayor parte de mi vida, no queda más, en realidad, que el Puerto de La Luz, en Las Palmas...”. Ya con escasos veinte años, siendo aún estudiante en Madrid, publicó el 4 de mayo de 1863 en el periódico Las Canarias, allí editado y que él contribuyó a fundar, un artículo titulado “El Puerto de La Luz”, en el que señalaba de entrada como creía “… firmemente, con toda la fe que da la convicción más profunda, que la isla de Gran Canaria debe hoy, sin apartarla ni un momento, fijar su vista en la construcción del muelle del Puerto de la Luz : a nuestro modo de ver este es el punto de partida para sus progresos ulteriores, la base de su futura riqueza y prosperidad, la primera señal de vida de un pueblo que parece espirar apartado de los demás pueblos….”, por lo que el “… día en que terminadas las obras del Puerto de la Luz se abra este a la navegación y al comercio, será grande, inmenso el desarrollo que experimenten la ciudad de Las Palmas y los pueblos todos de la Gran-Canaria…”, a la vez que resaltaba que si por “…su posición geográfica las islas Canarias son el punto de escala para las relaciones de Europa con la América, el Asia, y sobre todo con el África…”, entonces la “...isla de Gran-Canaria está llamada a prestar este gran servicio, porque cuenta con grandes elementos para ello….”. Pronto todo fue una magnífica realidad y el mismo destaca como “…Gran Canaria y las demás islas del grupo oriental rápidamente se han engrandecido…”
Tampoco duda en recordar que “…Gran Canaria, la isla más antigua, rica y más importante, que había dado nombre a todo el archipiélago y fue su capital durante más de tres siglos, vivía en una verdadera postergación, sin que los Poderes públicos se cuidasen de fomentar su riqueza y de establecer las necesarias comunicaciones entre sus pueblos…”
Sin embargo, León y Castillo, pese a estar convencido de la primacía y los beneficios que con ella Gran Canaria podía aportar al conjunto del Archipiélago, también señaló que la “…obra de engrandecimiento era necesario realizarla en un ambiente de paz para que las luchas intestinas no malograran los empeños patrióticos. Se hacía indispensable que el beneficio de uno no se tomara a cuenta de agravio para el otro, y que todos los esfuerzos aislados redundaran en provecho común para toda la provincia…”, y aunque el mismo reconoce que fue prematuro su desencanto por la realidad que se encontró frente a esta creencia, también relata como “…contra mí se desataron en Tenerife todas las iras, sólo por cumplir con mis deberes, poniendo mi celo en obtener para mi tierra natal, que representaba, sin mermar ni oponerme a las concesiones hechas a la isla vecina, todo los beneficios que pude lograr…”
Todo ello lo recordaremos el próximo viernes, 30 de noviembre, cuando en el Museo León y Castillo de Telde, ubicado en su casa natal, hagamos la tradicional ofrenda anual, en esta ocasión ante su escultura, obra del gran escultor Mariano Benlliure, que parece representarle con la mirada puesta en su Gran Canaria, en su Puerto de La Luz y en la universalidad que siempre distinguió a quién nacido en cuna humilde mereció llegar a ser primer Marqués del Muni.
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