Ampliación de la ley antiterrorista para acabar con la violencia machista |
A veces me resulta un poco redundante que destinemos cada día del año a un necesidad mundial. Sin embargo, me resulta insuficiente dedicar uno solo a la erradicación de la violencia contra las mujeres. Es una lacra mundial, que tiene en nuestro país una manifestación contundente.
Contamos 53 mujeres muertas en este año 2012, a manos de sus parejas o ex parejas. Y en la última década, las cifras suman unas setecientas mujeres. A mi juicio, esto no tiene otra denominación que la de terrorismo doméstico
Siempre me he preguntado si en lugar de ser mujeres, las que van cayendo a cuenta gotas, las personas muertas fuesen victimas de cualquier grupo terrorista.
Afortunadamente, hace años que no nos desayunamos con este tipo de eventos en el país, algo que celebro profundamente, pero recuerdo cómo tras cada actuación terrorista, aparecían los portavoces de todos los partidos políticos a condenar el atentado, reconstruían los hechos frente a las cámaras de televisión, se realizaba un minuto de silencio en las administración pública, y sobre todo, se llevó a cabo una eficaz política antiterrorista, que según los entendidos, ha dado unos espléndidos resultados.
Pues bien, me pregunto: ¿Es que la vida de las mujeres vale menos¿. ¿Porqué no se destinan esos recursos tan eficaces a atajar esta lacra, en una sociedad considerada desarrollada?. ¿Dónde están las condenas unánimes a estos asesinatos?. Y sobre todo ¿En qué presupuestos se contempla acabar con el terrorismo contra las mujeres?.
Estamos viendo, en la actual crisis, la desaparición de numerosos recursos dedicados a las mujeres victimas de la violencia. Parece que este tipo de actividades, es «un lujo» que en tiempos de crisis debe desaparecer, es más importante salvar a los bancos que ocuparse de las personas.
La semana pasada pude compartir, en una casa de acogida madrileña, la preocupación de las mujeres, la mayoría jóvenes y con hijos, por encontrar trabajo que les permitiera recuperar su autonomía personal y financiera.
Pero una de las cosas que veíamos como necesidad fundamental era la de romper el esquema de dependencia con el maltratador para poder hacer frente a cualquier intento de control y violencia.
Y eso requiere también de recursos para la educación. Es imprescindible, desde la niñez educar a las niñas y los niños en el respeto, la igualdad, el desarrollo equilibrado de las emociones. Y eso supone que toda la sociedad se eduque también en los mismos valores, condenando las actitudes y los hechos que generen cualquier tipo de violencia.
Contra la violencia, tolerancia CERO.
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