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APUNTE 01/07/2013

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Crece el número de ricos mientras aumenta la miseria
Por
Nieves Ramos                                                                                                                               

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Días atrás saltó a la prensa una noticia que  me traspasaba el corazón: unos padres entregaban sus dos bebés, de 10 y 21 meses, a los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Talavera de la Reina, porque no podían atenderlos. El era un soldador en paro y de ella, solamente se dijo que era una extranjera, ucraniana, afincada hace años en España. Curiosamente en el mismo comunicado se apresuraron a decir que las criaturas estaban limpias y cuidadas, así como en perfecto estado de salud, por lo que resulta todavía más llamativo este hecho.

Me resulta fácil ponerme en el pellejo de esta pareja y su grado de desesperación para verse abocada a abandonar a su descendencia, y me resulta difícil digerir  este hecho y otros muchos que están pasando en nuestro como los deshaucios, la gente buscando y rebuscando comida en los contenedores, etc.

Mientras todas estas noticias salpican los medios de comunicación, entremezclándose con los múltiples casos de corrupción, y acompañadas de cifras y hechos que muestran cómo la pobreza aumenta estrepitosamente en este país, donde ya hablamos de malnutrición infantil, planes de apertura de colegios en épocas de vacaciones, comedores que abren para saciar el hambre de demasiada gente, salta también una información que me llama poderosamente la atención y que está en las antípodas de la primera noticia.

En nuestro país en el año 2012, cuando el país vivía una crisis de la que tardaremos en salir, aparecieron 7.408 millonarios más, sumando un total de 144.600, lo que pone de manifiesto el aumento imparable de la desigualdad en nuestro país, que hace unos años pujaba por estar entre los países más ricos.¿Qué es lo que está pasando, pues?. ¿Estamos ante una crisis que pagamos solamente las clases medias y sufren particularmente las personas más desfavorecidas?. ¿Sucede, como dicen en nuestro pueblo, que a río revuelto ganancia de pescadores?.

Me preocupa, sinceramente, que cada vez más vayamos asumiendo, casi como inevitable, que la pobreza se instale poco a poco en nuestra sociedad, casi sin darnos cuenta, mientras la riqueza sale del país, también sin darnos cuenta, en forma de dinero, talento juvenil, desilusión o apatía, convirtiéndonos en un país, de los mal llamados del tercer mundo, con una minoría nadando en la abundancia y una mayoría, buscándose la vida fuera o buscando en los contenedores.

Las políticas actuales tienen muy poco rostro humano y solidario y la respuesta no puede ser la resignación. Observo con interés las movilizaciones en Brasil, donde el conflicto entre la miseria y la emergencia del capital están claramente enfrentados. Y espero que, sin violencia, pero si con contundencia, defendamos simplemente los derechos constitucionales que dicen: toda persona tiene derecho a una vivienda digna, un trabajo remunerado, etc, etc.

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