La Dulcería Benítez nace por la motivación, coraje, buenas manos y empuje de Dña. Ferminita, quien junto a la experiencia con la masa de su cónyuge, D. José Benítez, dieron como resultado los experimentos iniciales que fraguarían en todo un referente en la pastelería canaria. La buena relación de Ferminita con Dña. Pinito Yánez, hizo que esta última proporcionara recetas y consejos para la elaboración de muchos de los dulces tradicionales mantenidos hasta hoy día, entre estos, los pasteles de carne típicos de la Navidad.
En sus inicios, sin todavía infraestructura, elaboraban los dulces en la trastienda del establecimiento que explotaban y los llevaban a guisar a una panadería cercana. Poco a poco fueron dando personalidad a sus productos y la aceptación traspasó las fronteras del municipio. Llegados a este punto optaron por instalar su primer establecimiento como Dulcería en la Calle Coronel Rocha, actual Calle de la Herrería, con maquinaria de segunda mano y un horno de gasoil. Posteriormente, la explotación aumentó la oferta con la elaboración de helados artesanales y el suministro de dulces a establecimientos de diferentes municipios de la isla.
En los años 70, trasladan el negocio a la actual Calle Nueva, donde continúa en explotación por la descendencia familiar, siendo sus hijos ya fallecidos, D. José Agustín y D. Juan Carlos Benítez, quienes junto a sus respectivas esposas, Dña.Teresa Santana y Dña. Isabel Marrero, se encargaron de mantener una tradición que aún sigue viva fabricando los productos con las mismas recetas que antaño utilizaba ‘Ferminita’, el auténtico alma mater del negocio, y que formó escuela con sus dulces, «siempre elaborados con materia prima de primera calidad». Una materia prima que le ha diferenciado siempre de las pastelerías actuales.