Cruz de Urquinaona
Al igual que ocurre en muchas localidades de Gran Canaria, el paisaje de Teror está repleto de cruces, colocadas por los más diversos motivos. Algunas de ellas constituyen verdaderos hitos geográficos y forman parte del patrimonio festivo de la Villa, como ocurre con la Cruz Verde o la Cruz del Siglo.
Aunque se desconoce la historia de muchos de estos símbolos, no sucede así con la denominada Cruz de Urquinaona. Este símbolo fue una de las estaciones, concretamente la octava, del Vía Crucis mandado a colocar por el obispo Urquinaona. José María Urquinaona y Bidot (1813-1883) fue obispo de la Diócesis de Canarias durante los años 1868 y 1878. Como muchos de sus predecesores pasó largas temporadas en el Palacio Episcopal de Teror. En 1873 tuvo la iniciativa de colocar un Vía Crucis, cuyas estaciones se repartieron en diferentes lugares próximos al centro histórico de la Villa. El 12 de agosto de 1873, el propio obispo realizó dicho recorrido, descalzo, sin sus insignias episcopales y cargando sobre sus hombros con una gran cruz.
La descripción del recorrido la dio a conocer en la prensa local en 1960 el investigador Gregorio Rodríguez. También se puede consular en el blog Cruces de Gran Canaria,
«La primera estación con su cruz a pocos pasos de la iglesia. La segunda frente al Palacio y en las casas de la Diputación del Cabildo y así de trecho en trecho, seguían las cruces en busca de la calle Coronel Rocha, más conocida como la calle del Cura, porque en ella está la casa parroquial. Subían las cruces hasta el Castaño y cruzaban por aquella magnífica balconada, ante el hoy, Convento de las Monjas del Cister. Bajaban las cruces hacia el «Puente del Pino» y a la vera del barranquillo umbroso que baja desde el «Pico» y con la armonía constante de los chorros de agua entra en los cañaverales. Allí poco antes de bajar estaba el Calvario. Tres cruces correspondientes a la duodécima estación y que aún hoy sin cruces, se conoce por «El Calvario». Y seguían las cruces bajo la arboleda por el actual paseo del poeta, en busca de la calle principal y hacia la iglesia».
Las cruces mandadas a colocar por el obispo Urquinaona fueron repuestas en 1965.