La casa de los Henríquez

Calle Real y Casa de los Henríquez, a finales del siglo XIX. Autor de la fotografía: Carl Norman (1893). Propiedad: FEDAC-Cabildo de Gran Canaria.

La Casa de los Henríquez, datada en el siglo XVII, es el inmueble más antiguo de la Calle Real de Teror, así como de los existentes en su centro histórico. Se trata, además, de uno de los edificios mejor conservados, pues apenas ha sufrido variaciones en su estructura y disposición desde sus orígenes. El desaparecido cronista de Teror Vicente Hernández Jiménez lo describió como una de las construcciones más representativas de la arquitectura tradicional de Teror. Se corresponde con las llamadas casas de «alto y bajo» o «sobradada» (dos plantas), dotada con un balcón de madera que ocupa casi todo el ancho de la fachada. En su interior se organiza en torno a un patio rectangular, por el que se accede desde la calle a través de un ancho zaguán. En la planta baja estaban situados los graneros, como correspondía a familias labradoras de posición, y en la planta alta, la sala, los dormitorios, la cocina y los servicios.

Su denominación hace referencia a los que fueron sus propietarios, los miembros de la familia Henríquez, quienes formaron parte de la élite local y ostentaron cargos públicos de relevancia. Uno de ellos fue el canónigo D. Francisco Henríquez de Quintana, doctor en Teología y Caballero de la Real Orden de Carlos III. Su padre, el capitán D. Antonio Henríquez de Quintana figura en calidad de alcalde real de Teror con motivo de la bendición del solar y colocación de la primera piedra de la actual Basílica del Pino, el 5 de agosto de 1760.

En 1766, antes de la finalización de las obras del Palacio Episcopal, en la Casa de los Henríquez se albergó al obispo Francisco Delgado y Venegas, durante su visita pastoral a Teror. El primer obispo alojado en el Palacio Episcopal fue Juan Bautista Cervera en 1771, como se ha encargado de señalar el catedrático Vicente Suárez Grimón.

Calle Real y Casa de los Henríquez, durante la década de 1920. Autor de la fotografía: Teodoro Maisch (1925). Propiedad: FEDAC-Cabildo de Gran Canaria.