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Calles y Plazas

LAS CALLES
Las calles más antiguas del Centro Histórico se ubican en los alrededores de la Basílica y por sus topónimos se puede conocer parte de su historia.

La Calle Real de la Plaza es la vía principal que recorre con una ligera curvatura el trayecto desde la misma entrada a Teror en el Muro Nuevo hasta la Plaza del Pino, donde se alza la fachada majestuosa de la Basílica. La configuración de esta calle puede remontarse a los orígenes del núcleo urbano de Teror. Su aspecto actual se va formando a finales del siglo XVIII y a partir de la segunda mitad del XIX. La arquitectura de sus casas es dispar, pero de un distinguido carácter señorial. En casi todas el balcón se manifiesta como elemento común de las fachadas. Por un lado de la calle, los balcones son de madera con techumbre de teja, siguiendo un estilo que responde a la arquitectura tradicional; mientras en el lado opuesto son de piedra volada con forja de hierro, más en consonancia con el modernismo de principios del siglo XX.

En esta calle se conserva una de las casas más antiguas, en el nº 10, y una de las pocas barberías tradicionales de la isla. Es la calle comercial por tradición, y en ella se mantienen algunos de los establecimientos más antiguos del municipio.

La Calle Herrería es una de las vías con mayor identidad del Centro Histórico, con una gran actividad en tiempos pasados. Forma parte del antiguo camino real de mar a cumbre, que atravesaba Teror hasta Valleseco alcanzando el centro de la isla. Recibe su nombre por situarse en ella durante muchos años una herrería ya desaparecida. La calle parte de la Calle Real, atraviesa la Calle Nueva y termina en la de El Castaño.

La Calle de la Diputación debe su nombre a la Casa de la Diputación eclesiástica (ver página 36), que se encontraba hasta 1866 en la esquina derecha al comienzo de la calle desde la Basílica. La calle comunica el Barrio de Abajo con el de Arriba a través de una larga escalinata de casi 100 escalones.

La Calle de la Mina está considerada como la primera vía de la Villa, en torno a la que se configuró el barrio más antiguo, el de Abajo. Debe su nombre al foso o túnel de desagüe, de ocho metros de profundidad que se construyó en 1814 para evitar las filtraciones de agua en los cimientos de la Basílica.

La Calle de El Castaño se sitúa en el barrio Alto, donde antiguamente se encontraba un esbelto castañero en la cercanía del Convento Cisterciense.

Algunas calles de trascendencia histórica son la Calle Nueva, Pérez Villanueva, de la Escuela, de la Cal, Callejón de la Torre, o Aldea Blanca, entre otras.

LAS PLAZAS
El entorno de la Basílica del Pino está rodeado de plazas y espacios abiertos que permiten una mejor visión del templo y aportan al Conjunto histórico lugares para el encuentro y disfrute de los terorenses y visitantes. Las principales plazas que rodean la Iglesia son la de El Pino, en el frontal, la Alameda o Plaza Pío XII, en la trasera, la de Teresa de Bolívar, al norte y la de Sintes, al sur.

La Plaza del Pino es la antesala de la Basílica del Pino, el espacio publico principal del Centro Histórico, testigo de los más importantes acontecidos del municipio. Aunque sus orígenes se pueden encontrar en el primer núcleo de población tras la aparición de la Virgen y la construcción de su ermita, su configuración actual se remonta al s.XVIII, con la última construcción de la Basílica, siguiendo las directrices de Antonio de la Rocha.

La Plaza, de forma irregular, no tiene un estilo arquitectónico definido. Es el resultado de su desarrollo urbano, principalmente de los siglos XVIII y XIX, con la ubicación de las viviendas de las familias más distinguidas en el entorno del templo mariano. Durante siglos ha sido la plaza de las celebraciones de las fiestas y también de las ferias y mercado dominical.

La Alameda, también conocida como Plaza Pío XII, ocupa todo el frontal del Palacio Episcopal. Se proyectó en 1844, pero su aspecto actual se configuró en 1981, junto a la rehabilitación del Palacio Episcopal. Hasta esta época, la Alameda contó con un kiosco construido en 1926, que convirtió a la Plaza, durante gran parte del siglo XX, en el pricipal punto de encuentro y lugar de recreo al aire libre. Actualmente es utilizada también para la celebración de actos culturales y festivos y es uno de los rincones más frecuentados por los visitantes en su recorrido por el Centro Histórico.

La Plaza Teresa de Bolívar es una de las huellas artísticas que dejó en Teror el polifacético Néstor Álamo y el artista canario Santiago Santana. Esta pequeña pero acogedora Plaza fue configurada en 1958 como un desahogo a la Plaza del Pino, ante la gran afluencia de peregrinos y visitantes, principalmente en las fechas de la festividad. Su nombre lo recibe de la mujer de Simón Bolívar, bisnieta de Bernardo Rodríguez del Toro, insigne personaje nacido en Teror en el s.XVII.

En la Plaza destacan sus dos fuentes, una adosada a la pared con un pino labrado en piedra sobre el que se sitúa el escudo de la familia Rodríguez del Toro; y otra en forma de pilar de gran valor artístico construida en piedra amarilla de Teror. Sus dos bancos de cantería invitan al visitante a disfutar del entorno, desde el que se puede contemplar la Basílica en su conjunto.

La Plaza de Sintes está ubicada en los terrenos de la antigua Finca de Sintes. Es el espacio abierto más amplio del entorno y de más reciente creación. La Plaza de diseño contemporáneo y funcional conjuga elementos tradicionales, como la piedra del pavimento, con otros contemporáneos en el mobiliario. Este espacio público fue ideado para la celebración de grandes eventos al aire libre junto al Auditorio Municipal, constituyendo un recinto cultural que amplía el Casco histórico hacia los nuevos tiempos.

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