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Bonifacio González: “Estoy vivo por el gofio y la leche”

El vecino de San José del Álamo cumplió en 2018 sus 100 años de edad.
Bonifacio González Vega se sumó este año 2018 al selecto equipo de personas longevas que viven en Teror, al cumplir el pasado 5 de junio los 100 años de edad. Desde el Ayuntamiento de Teror se entregó al centenario vecino de San José del Álamo un pequeño detalle, en reconocimiento a su gesta, de manos de la concejala de Mayores, Sabina Estévez, junto a varios ediles municipales. Bonifacio, que recibió a los representantes municipales en la puerta de su casa con un aspecto inmejorable, reconoció que “estoy vivo por el gofio y la leche”.

Bonifacio es una persona de hábitos saludables, sobre todo en la alimentación. Tiene por costumbre, “de toda la vida”, desayunar y cenar gofio -con millo de la tierra, aclara- y leche. No suele probar los alimentos muy elaborados y toma mucha verdura y fruta. Otra de sus normas es cenar dos horas antes de irse a la cama.

Nacido en los altos de Gáldar, en la zona de Lomo El Palo, desde pequeño la agricultura y la ganadería formó parte de su vida. Hasta hace pocos años trabajó la tierra, aunque durante algún periodo también tuvo que ganarse la vida en el ámbito de la construcción. Desde hace 17 años vive en Teror con su hija Delia, tras el fallecimiento de su esposa, a la que cuidó durante los 7 años que estuvo enferma.

A su edad, Bonifacio sigue siendo una persona muy colaboradora, que se manifiesta en sus hábitos diarios. “Él mismo se hace su cama y me ayuda a tender la ropa, a cuidar de las plantas o recoger las cartas del buzón”, comenta su hija. “Tiene muy buen sentido del humor y le encanta contar chistes. Su salud es excelente, solo toma una pastilla para el reflujo, y eso que fue fumador muchos años, hasta que el médico lo convenció de lo perjudicial que era el cigarro”, comenta Delia.

Su juventud estuvo marcada por la Guerra Civil, donde tuvo que luchar en el frente de Madrid, época de la que conserva muy malos recuerdos, de miseria y destrucción, que aún recuerda con claridad. Tras la guerra volvió a sus tierras y sacó adelante a sus cinco hijos/as junto a su esposa Micaela Díaz. Ahora disfruta de sus 10 nietos y 4 bisnietos.

Cuando se le pregunta a Bonifacio cuántos cumpleaños más le gustaría celebrar, responde con su mirada sabia: “Con los años que tengo, ya es bastante; a esta edad la vida es un poco aburrida porque no se puede hacer todo lo que uno quisiera”. El gen de la longevidad parece haberlo heredado de su madre, que vivió hasta la edad de 98 años.

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