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Miguel Juan Codorniu Pardo

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Miguel Codorniu Pardo

En la Villa de Carcagente, provincia de Valencia, nació el día 8 de Mayo de 1900, Miguel Juan Codorníu Pardo, hijo de Miguel Codorníu Rodríguez, natural de Archena en Murcia, y de Trinidad Pardo Lledó, de la propia Villa. Su familia paterna estaba emparentada con el murciano Juan de la Cierva Codorníu, inventor del autogiro y la más relevante figura de la aeronáutica española del siglo pasado.

Miguel Codorníu llegó a la isla acompañando a su padre, que pertenecía a la administración de correos insular, y vino llamado por su hermano Antonio, farmacéutico que se asentó en la ciudad de Arucas y allí ocupó destacado lugar social y políticamente. Tras su paso por la ciudad de Gáldar y siendo el número 1 de sus oposiciones para Administradores, llegó a la Villa a principios de la década de los 30 para detentar la recién creada Oficina de Correos de Teror, ya que solicitó a su padre tal destino por la aparente tranquilidad del lugar y por su fobia a los ruidos que le mantenían en permanente nerviosismo cuando el entorno que le rodeaba no era de absoluto sosiego.

Casado con la isleña María Ojeda Armas, ya vinieron nacidos sus hijos Miguel y Francisco, y aquí nacería en 1934 su única hija, Mª de la Candelaria del Pino (Maruja), amadrinada por su vecina Cándida Ortega, hija del popular Candidito, con cuya familia mantuvieron siempre una entrañable relación.Su profesional y total entrega al trabajo y sus peculiares manías (todas ellas relacionadas con los ruidos más o menos estridentes) dejaron a la vez en Teror una estela de amistades y buenos recuerdos, junto a múltiples anécdotas que aún recuerdan los mayores de la zona: desde cortar la corriente eléctrica al cercano Casino cuando los bailes estaban en su apogeo, a las denuncias al Ayuntamiento por los ensayos de la Banda, las llamadas de atención a los monaguillos por las campanas de la Iglesia, pasando por las pagas que daba a la chiquillería de la vecindad (Luis Suárez Pérez, Octavio Arencibia, …) para que cazaran los grillos que disturbaban su sueño.
Aquí estuvo Miguel Codorníu, con su bonhomía y su buen hacer, desde 1931 (se cumplen 80 años de la apertura de la Oficina de Correos) hasta su jubilación a fines de los sesenta. 

Trasladado a Las Palmas, falleció en Telde en 1991. Su vecino Candidito dejaría con su famosa Isa, perenne recuerdo de la presencia de la Estafeta en el Barrio de Abajo de la Villa Mariana, que él contempló durante décadas desde su cercana carpintería:

¡VIVAN LAS CANCIONES DE TEROR!
¡VIVA LA ALEGRIA! QUE EN LA CALLE DE CORREOS
TE COMPRE UNAS ZAPATILLAS,
ZAPATILLAS DE CHAROL Y EL DELANTAL
Y EL VESTIDO BLANCO Y LA PAÑOLETA
PARA EL CARNAVAL

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