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APUNTE 07/03/2012

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Día Internacional de la Mujer: Mujeres Anónimas de la Villa
Por 
Sebastián Sarmiento
Este jueves, 8 de marzo, se celebra en todo el mundo el Día Internacional de la Mujer, una jornada que comenzó a celebrarse hace ahora 101 años — el pasado año se cumplía el primer centenario de esta efemérides–  para conmemorar la lucha de la mujer por su participación, en pie de igualdad con el hombre, en la sociedad y en su desarrollo íntegro como persona. Inicialmente se denominaba esta jornada como Día Internacional de la Mujer Trabajadora, denominación que fue decayendo en el tiempo hasta dejarla simplemente en  Día Internacional de la Mujer, realidad reconocida desde 1911 por Naciones Unidas como una necesidad por la que trabajar.

A lo largo de la historia, esta lucha de la mujer por ser ella misma ha sido dispar. La mujer culta y decidida  siempre ha sido  protagonista de su historia personal, mientras que la mujer que no ha tenido su acceso a la cultura, ha permanecido bajo el yugo de la incomprensión y del machismo más exacerbado. Fue justamente el pasado año, coincidiendo con la celebración del centenario de esta conmemoración, cuando comenzó a operar la Entidad de la ONU para la Igualdad de Género y el apoderamiento de la mujer, también conocida como “ONU-Mujeres”.

Fue precisamente a mediados del pasado siglo XX cuando el Día Internacional de la Mujer fue adquiriendo una dimensión internacional para las mujeres del mundo. El movimiento planetario en defensa de los derechos de la mujer cada día es más creciente, siendo reforzado por las Naciones Unidas, que ha celebrado ya cuatro Conferencias Mundiales sobre la Mujer, contribuyendo de esta forma a que la celebración sea un punto de convergencia de las actividades coordinadas en favor de los derechos de la mujer y su participación en la vida política y económica de nuestros países.
Los lemas que se van eligiendo para cada celebración es un reconocimiento de la realidad de la mujer en nuestra sociedad moderna: si el año pasado se elegía el slogan “La igualdad de acceso a la educación, la capacitación y la ciencia y la tecnología: el camino hacia el trabajo decente para la mujer”,  para este año de 2012 es aún más elocuente: “Habilitar a la mujer campesina-Acabar con el hambre y la pobreza”.

De todas formas la igualdad entre hombres y mujeres es uno de los principios básicos del Derecho comunitario. En este sentido los objetivos de la Unión Europea en materia de igualdad entre mujeres y hombres consisten en garantizar la igualdad de oportunidades y de trato entre ambos  y en luchar contra todo tipo de discriminación basada en el sexo. En este campo, la UE ha aplicado una doble dimensión  que engloba acciones específicas y la integración de la perspectiva de género.
De todas formas, esta  efemérides del 8 de marzo es una ocasión para recordar a la amplia nómina de mujeres que lo han dado todo por sus familias y por la sociedad en la que desarrollan su actividad profesional y familiar. En noches pasadas se  proponía en un programa de radio con motivo del Día Internacional de la Mujer  a qué mujer de la Historia admiraban y a cuál de ellas querían parecerse.  Fueron varios los nombres de mujeres que se propusieron, destacando sobre todo los de Mariana Pineda, Agustina de Aragón, o Juana de Arco.

Desde este modesto espacio de “El Apunte” de “Las mañanas” de Radio Teror propondría a la amplia audiencia de esta emisora municipal que se hiciera algo parecido y recordáramos a aquellas mujeres que han dejado huella en la historia de nuestra Villa. Seguro que serían muchas las que nos vendrían a la mente. Seguro que serían no pocas las mujeres que en el ámbito de la educación, de la economía, de la enseñanza, de la literatura, del comercio, de la vida municipal o de la religiosidad nos vendrían a la memoria…

En este  sentido recuerdo un libro editado por el Colectivo de Mujeres Canarias, en el 2010, titulado “Mujer y cultura en Canarias”, y  escrito por  Chicha Reina Jiménez. Uno de sus objetivos era “encontrar en la historia de las islas aquellos nombres de mujeres que desafiando su situación marginal, aportaron algo a la comunidad aprovechando los resquicios que dejaban familias cultas o conventos”. En otro lugar del prólogo se afirma que “la aportación de las mujeres canarias a la cultura de estas islas no es residual como ha sido reflejada en libros y antologías…Es Importante. Lo que pasa es que hay que buscarlas…”. De la amplia nómina de mujeres  de toda Canarias que se mencionan en el libro que comentamos, se  destaca a la terorense Pino Ojeda Quevedo (1916-2002), pintora, poeta y ceramista que nació en El Palmar de Teror… De entre todas las mujeres que allí se habla, sólo ella figura como originaria de nuestro pueblo. ¿Por qué no un o una  terorense investiga en el pasado y presente de la Villa, y nos ofrece un libro parecido al que comentamos pero con protagonistas femeninas de nuestro pueblo? Ahí dejamos la idea. Podría ser un proyecto para cualquier Día Internacional de la Mujer de los próximos años… ¿Porqué no?…


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