Fraseología terorense
Por Gonzalo Ortega
Los lingüistas le conceden cada vez más importancia a la fraseología, es decir, a la descripción y estudio de las frases hechas. Estas unidades lingüísticas pertenecen al estilo coloquial de habla y están vinculadas muy a menudo a la naturaleza y a la cultura de cada lugar, por lo que, junto a expresiones o refranes de jurisdicción general, podemos encontrar elementos de este tipo de circunscripción marcadamente local.
En una ocasión anterior, concretamente en el programa de la última edición de las Fiestas del Pino, y bajo el título “La Virgen del Pino y Teror en la fraseología canaria”, tuve la oportunidad de comentar algunos modismos alusivos a la Virgen del Pino y a nuestro pueblo, muchos de ellos conocidos y usados en el resto de Gran Canaria (“de Teror, el agua agria y la Virgen del Pino”; “en las lenguas de Teror te veas”; “de Teror, ni los gatos”; “ir a Teror”; “haber más gente que un día del Pino”; “estar o ir más enjoyada que la Virgen del Pino”; “¡y de aquí pal Pino!”; “de San Bartolomé al Pino, se moja el camino”…, entre otros). Hoy, en cambio, me propongo glosar algunos fraseologismos exclusivos de Teror y conocidos solo por sus hablantes, al menos por los más veteranos. Muchas de estas frases hacen referencia a barrios del municipio, a personajes locales e incluso a animales famosos por alguna anécdota más o menos pintoresca.
Así como hay palabras exclusivas de nuestra villa o, como mucho, compartidas por algunos de nuestros pueblos colindantes, tal como sucede con el arcaísmo “empalambrar” (‘inflamarse algo, tanto en sentido físico como en sentido moral’) o con el prehispanismo “tabique” (‘suero que destila la cuajada al hacer el queso’), así también se registran entre nosotros expresiones fijadas que nos pertenecen en exclusividad.
Veamos, sin ánimo de ser exhaustivos, algunas de ellas.
arco en El Pico, saltapericos. Cuando el arco iris aparece sobre El Pico de Osorio, ello anuncia la caída de abundante lluvia, que, al contacto con el suelo, evoca los saltapericos (recordemos que el “saltaperico” era una ‘tira de papel en que iban envueltas en fila pequeñas porciones de pólvora, de cada una de las cuales resultaba una pequeña detonación cuando se le pegaba fuego’).
cuando El Pico se pone la toca, la gente de El Muñigal recoge la ropa. Cuando el Pico de Osorio se cubre de nubes, ello es señal de lluvia inminente. Se alude aquí al caserío de El Muñigal, situado enfrente de El Álamo.
ser más bruto que el carro de Juan David. Se dice de la persona que se comporta con tosquedad u obra con poca inteligencia. El citado carro o parte de él era, al parecer, de hierro y pertenecía a un personaje terorense, el tal Juan David, que situamos borrosamente a finales del siglo XIX.
correr como los conejos en El Lomo Brevo. Correr mucho, salir de estampía. Lomo Brevo es un pequeño enclave de El Palmar.
ir (ciego) como el de Las Caldereras. En el juego del envite, no llevar un jugador ni triunfos ni cartas matadoras. Se alude a un tal don José el Ciego, que vivía en ese lugar de Teror.
tener más mataduras que Changuito. Tener muchas deudas. Changuito era, al parecer, el nombre de un maltratado mulo de carga, que situamos en el barrio de El Álamo en los años 40 del pasado siglo.
los de Finga pa(ra) Fingas y los de Teror pa(ra) Teror. Cada uno debe irse para su casa. Como quien dice, cada mochuelo a su olivo. La frase que nos ocupa se atribuye a un guardia del municipio de Valleseco, al que un defecto en el aparato fonador le impedía pronunciar bien. En ocasión de una disputa ocurrida en las Fiestas de San Vicente, patrono del lugar, entre jóvenes de la localidad de Firgas y del cercano Teror, el mencionado guardia municipal, al ser requerido para restablecer el orden, pronunció la frase de marras, que hizo fortuna.
¡a llorar al tártago! Familiarmente, forma de despedida cortante hacia alguien que se queja de algo. Se alude aquí a que junto al cementerio parroquial de Teror, hoy cementerio viejo, hubo en tiempos un tártago o ricino muy frondoso y de gran porte.
Y con este singular florilegio de expresiones terorenses, amigos radioyentes, nos despedimos hasta la semana que viene.
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