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APUNTE 27/02/2012

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Pinceladas: Loa a la radio
Por Maribel Naranjo


Hoy inicio, en esta renovada etapa de RADIO TEROR, y dentro del espacio «El Apunte», lo que yo denomino PINCELADAS.

En mi primera pincelada, he hecho una sencilla loa a una querida amiga: LA RADIO, LA MAGIA DE LA PALABRA A TRAVÉS DE LAS ONDAS.

Una amiga que me ha hecho reir y llorar, sufrir y disfrutar, cantar, bailar; también, soñar.

Siendo niña nos reuníamos -con mi padre- en torno a ella, un mueble enorme que tenía nuestra altura (y que considerábamos mágico) a oír El Parte. Mágico, porque aquella voz despertaba mi imaginación, haciéndome ver a un señor serio -con bigote- dando las noticias.

En esa misma época, noches de risa con un programa que comenzaba siempre con una cancioncilla pegadiza:«soy el zorro, zorro, zorrito, para mayores y pequeñitos…». Noches de ronda, La Ronda, que nos mantenía expectantes por descubir qué enamorados dedicaban una canción a su amada. Una de esas noches, nos quedamos impresionadas al oír a un enamorado que dedicó a su novia, la cual estaba muy enferma, la canción «Espérame en el cielo, corazón…», nos miramos entre la incredulidad y la risa, por lo grotesco de la situación.

Y la magia fue aún mayor durante la adolescencia: la época de las novelas radiofónicas que íbamos a oír a escondidas a casa de Tere Benítez o de Dulce María. Aquellas voces, aquella palabra revestida por los personajes, nos mantenían anhelantes contando las horas que faltaban para, al día siguiente, revivir, introducirnos con los protagonistas, en una historia llena de misterio, de amor y celos, e, incluso, de tragedia, como La segunda esposa, esa «otra esposa» que nos producía desasosiego.

El día que llegó la televisión a Canarias yo tenía deicinueve años. Todos nos quedamos prendados por la belleza y la fuerza de la imagen, ese gran invento. Creíamos que acabaría con la radio, que pasaría al baúl de los recuerdos. Sin embargo, ha perdurado y está más viva que nunca. Esa palabra que cruza valles y oceános, pueblos y ciudades, y que se introduce en cada rincón de nuestra casa, en lo más recóndito de nuestra alma no sólo para informarnos, sino para formarnos, entretenernos, animarnos en nuestras horas bajas (pues es una fiel confidente) ocupará siempre un lugar privilegiado en nuestras vidas.

¿Quén no se ha sentido transportado, embriagado por esa palabra que subyuga en excelentes narraciones o sencillos cuentos, con la música clásica o la popular, con hermosos poemas…?.

¿Quién no ha pasado buenos ratos con las ocurrencias de algunos locutores o contertulios a los que llegas a considerar parte de tu entorno?.

Es la magia de la PALABRA que, con los poderosos tentáculos de las ondas, te atrapa y ya no puedes prescindir de ella.

Yo me duermo y me despierto con esta compañera especial.

Me tiene enamorada… ¡Enamórate!

¡Verás qué bien te sientes y cuántas cosas vas a descubrir, a valorar, de nuestro querido pueblo Teror, como lo hicieron, de forma tan peculiar, González Díaz y Unamuno!.

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