Planeta Agua
Por Victor Valdivielso

Cada 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua. Un día en el que se intenta repensar la gestión de este elemento planetario de vida. Y más este año, con el invierno tan extremadamente seco que hemos tenido y que nos debe hacer reflexionar sobre el uso que haremos del agua no sólo de cara al próximo verano, sino como compromiso de herencia a las futuras generaciones.

Al planeta Tierra lo vamos a renombrar como planeta AGUA, ya que se podría afirmar que existe la misma cantidad de agua hoy que la que había cuando los dinosaurios deambulaban por este mundo, aunque la calidad del agua no sea la misma. Se debería considerar que con una buena gestión y de forma sostenible, hay agua para todos. El agua no es un bien escaso, simplemente está mal repartida. En este planeta, todas las comunidades humanas caminaron  hacia un espacio donde hubiera agua abundante para desarrollar una vida digna, y allí se instalaron. El problema es que hemos matado y contaminado la salud de esos ecosistemas en donde nos hemos establecido. Hemos quebrado el ciclo  natural del agua.

El cambio climático, los procesos de urbanización descontrolada, el crecimiento demográfico y los conflictos bélicos han provocado un aumento en la presión y abusos flagrantes sobre uno de nuestros más preciados recursos. No existe sustituto para el agua. Incluso en el Medio Oriente, los pozos de agua empiezan a ser motivo de confrontación tanto o más como el control de los pozos petrolíferos.

El derecho a un acceso universal al agua potable y a condiciones de saneamiento básicas fue reconocido por las Naciones Unidas en el años 2010. Sin embargo, desde entonces poco se ha avanzado  en este sentido. Más de la mitad de la población mundial no dispone de agua potable. Es un derecho humano el acceso al agua potable, al saneamiento y a la mejora de las aguas negras para el bienestar  y la salud de todos, en especial de los más vulnerables. Hasta cuatro mil millones de personas, es decir, más de la mitad de la población mundial no dispone de agua potable, y entre ochocientos y mil millones a ningún tipo de fuente, lo que asegura que las enfermedades del agua: cólera, legionellosis y diarrea siguen siendo las de mayor mortandad mundial.

La pasada semana, se celebró en la ciudad francesa de Marsella el discutido «Foro Mundial del Agua», una reunión no oficial auspiciada por los intereses del Banco Mundial, multinacionales y «lobbies» privados que plantean la gestión del agua a través de la lógica del ‘mercado’ aunque lo disfrazan con esa estrategia de partenariado público/privado, pero en el fondo es una visión neoliberal en donde el ‘mercado’ a través de la privatización de las cosas, de la naturaleza, es quien debe gestionar el uso de los recursos. Hacer negocio, en definitiva. El acceso al agua no puede depender de la capacidad de pago del ciudadano.

Es por esto que uno de los foros más interesantes que se han dado en torno al agua tuviera lugar aquí en Teror, en el años 2006 durante las III Jornadas de Patrimonio en torno a la Cultura del Agua. Todo un manantial de información, enchumbado de historia y chorreando reflexiones hídricas.