Otra vez a Tí, mujer |
¿Hasta cuándo tendremos que darte protagonismo para que ni una sola persona dude de tu valía, del papel tan importante que has desempeñado y continúas desempeñando en la sociedad? ¿Hasta cuándo habrá que esperar para que te acepten tal cual eres?
Otra vez a ti, mujer.
A ti que, siendo adolescente, creíste que la panacea era casarte y tener hijos; y te encontraste con la cruda realidad de verte relegada, señalada como”simple ama de casa” infravalorada, incluso por los tuyos que consideran que tu obligación es servirles.
A ti, que te sientes feliz compaginando el papel de esposa y madre sin anhelar otros horizontes.
A ti, a quien impidieron traspasar esos horizontes porque la mujer tenía que quedarse en casa, pues para eso la habían preparado.
A ti, que, por fin, pudiste introducirte en el mundo laboral, aunque no te diesen un puesto relevante ni el sueldo merecido por realizar el mismo trabajo que tu compañero varón.
Y a ti que has sabido demostrar lo importante que eres para la sociedad, tu preparación, el caudal que acumulas y cuánto has aportado a la misma.
Y también a ti, señalada con el dedo por tus excentricidades, por tu forma de vivir ajena a los convencionalismos.
Y no me olvido de ti, mujer, que obligada por quién sabe qué circunstancias, te has visto metida en el mundo de la prostitución.
Ni de ti, a quien miran mal, incluso te desprecian porque no compartes el estereotipo de relación sexual hombre- mujer.
A ti, mujer poeta, novelista, compositora, actriz, científica. . . que estuviste anulada, ignorada, en una época, y ahora eres un símbolo, un ejemplo para muchas. Además, nos regalas momentos maravillosos, inolvidables; y descubrimientos de gran trascendencia.
A ti, mujer, que aun habiendo logrado el status que anhelabas, conquistado con tus años de estudio, de superación, lo dejaste todo para entregarte a una tarea espiritual, misionera, de entrega desinteresada a los demás.
¿ Y qué decirte a ti, mujer que vives en países oprimidos, explotados, en los que te dan menos valor que al más mísero de los animales?
Y a ti, a ti y a tantas otras que, desde su más humilde o ingrata labor callada, desconocida, hasta la más relevante, destacada, de primer plano, nos hacen sentir que no pueden existir barreras ni por diferencias de sexo ni de clases sociales ni de razas. . .
A todas un aplauso, un abrazo de solidaridad y de agradecimiento por su coraje, su inestimable aportación para que podamos avanzar con la cabeza bien alta y ¡ojalá! de la mano del hombre. De esos hombres, cada vez más concienciados, que viven y sienten, como nosotras, la necesidad de caminar juntos.
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