Teror es solidario siempre |
Este es un apunte que me hubiese gustado no tener que escribir. Lo hago intentando controlar la preocupación que me produce las noticias recibidas tras el último pleno celebrado en el Consistorio Terorense. Debo reconocer que hace mucho tiempo que no sigo los pormenores de estas sesiones, pero en esta ocasión y como cada año, esperaba la resolución de la convocatoria destinada a los proyectos que las ONGs realizan en los países más empobrecidos.
Al parecer, se ha quedado sobre la mesa, fruto de la nueva situación generada en el Ayto.
Me gustaría con este apunte aportar algunas reflexiones para que “este quedarse encima de la mesa” sea solamente una cuestión de tiempo y no de filosofía.
Empiezo a dar elementos al cada vez más socorrido argumento de que en nuestro país hay necesidades que cubrir, algo absolutamente cierto, pero me gustaría señalar la diferencia existente entre necesidad: personas en el paro, desaucios, jóvenes formados que se tienen que ir a Alemania y hambre o miseria y muerte que es lo que hay en los países que se ven empobrecidos, entre otras cosas porque otros vivimos muy bien.
Quienes estamos detrás de las ONGs que apoyan los proyectos en Africa, América Latina, Asia, presentados en esta convocatoria, no somos precisamente gente autista de nuestra realidad, en mi caso llevo batiendo el cobre toda la vida para conseguir una sociedad mejor, y en los últimos veinte, creando empleo, a través de las empresas de inserción para los jóvenes con dificultades de integración social, todo ello, en época de bonanza económica y de crisis. Por ello, conociendo de primera mano la realidad de nuestro país, digo, que tenemos que seguir trabajando para mantener un sistema de seguridad social, educación y bienestar para toda la ciudadanía y apoyar a nuestra gente, pero sin olvidar que más allá del charco, a pocos kms todavía las madres se mueren desangradas en el parto, la violencia de la guerra viola a las mujeres, y millones de niños y de niñas mueren de hambre todos los días, comidos por las moscas. Y eso también lo he visto en mis viajes al Congo, a donde está llegando cada año una pequeña ayuda, que no ha superado nunca los cinco mil euros y ha servido para que más de diez mil familias se hayan incorporado a un proyecto agropecuario, de la mano del Centro Olame de la Archidiócesis de Bukavu.
Sin embargo, de ese país del Congo, viene el coltán, ese mineral que posibilita que hoy tengamos móviles, ordenadores y que suele ser extraído por niños y niñas que se arrastran para arrancarlo de las entrañas de la tierra, quedando muchas veces sepultados ahorrando con ello, un entierro a las multinacionales. Y eso no queda allí.
Por eso, quiero pedir a toda la Corporación Terorense, que dedique un rato de su precioso tiempo a leer los proyectos y memorias que hemos presentado las ONGs y no utilicen la solidaridad, como un arma arrojadiza en su particular lucha política. Son ustedes los representantes de un pueblo que es particularmente solidario, que siempre se ha caracterizado por ser acogedor, con los de aquí y los de allá, porque la generosidad no entiende de fronteras. Compartir no es dar de lo que sobra sino de lo que se tiene. El Evangelio de este fin de semana, nos presenta la viuda que ofrece unos reales al lado de las cantidades de los ricos.
La cantidad destinada a la Ayuda de los países empobrecidos no va a sacar a Teror de la crisis y si lo va a mantener en lo más alto del compromiso humano y cristiano que mueve a la gente de mi pueblo.
La última vez que vi a la mayoría del Consistorio junto fue en una procesión, detrás de San Cayetano, en el Barrio del Pino. Los Santos no comen, la biblia es muy clara: porque tuve hambre y me diste de comer, estuve sediento…la Iglesia en el Congo se ocupa de llevar agua limpia a los pueblos, educar a las personas en su dignidad, a no odiar a quienes los expolian.
Y con esta Iglesia, la mayoría votante en Teror e incluso quienes no acuden a las urnas o no cree, está de acuerdo, nadie que se considere bien nacido puede estar en contra de elevar la dignidad del ser humano, sea del color que sea, máxime cuando la crisis también hace más difícil la vida allí.
Debo reconocer que a veces dudo de lo que mueve en algunos momentos a la clase política actual, espero no formar parte del elevado porcentaje de ciudadanía en estos momentos los considera como parte del problema y no la solución. Lamentaría engrosar esa lista porque siempre he creído en la nobleza de la política. Y la nobleza, muchas veces, implica dejar al lado las consideraciones personales, que todos y todas tenemos.
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