La crisis como oportunidad Por Nieves Ramos

Quiero empezar esta colaboración, ofrecida por la Radio Municipal de Teror, agradeciendo la posibilidad de acercarme, cada quince días, a compartir mi punto de vista sobre la actualidad.

Resulta difícil seleccionar, entre tanta noticia personal y política, solamente una para dedicarle esta columna. Pero en esta ocasión, dado el inicio de esta experiencia periodística, opto por la personal, dado que la actualidad política dista mucho de resolverse de aquí a los próximos quince días.

Quiero denominar esta crónica: “la crisis como oportunidad”.

Hace bastantes años, quizás veinte, trabajaba en el Ayto de Teror, como personal de confianza, por razones que no vienen al caso me despidieron. Cualquier despido, pienso en los millones que se están haciendo actualmente, es doloroso y deja una cierta sensación de fracaso. Sin embargo, este sentimiento, una vez pasado los años, se convierte en agradecimiento a la vida por la oportunidad de diseñar otro recorrido de vida que quizás, sin esa circunstancia no se hubiese dado.

En ello pensaba, cuando el viernes pasado inaugurábamos el Centro Natural el Cerezo, un proyecto de Educación Medioambiental que se desarrolla en una finca denominada El Cerezo, situada en el término municipal de Villena en la provincia de Alicante.

En esa tierra, durante los últimos dieciséis años, he ido montando un proyecto de economía social y solidaria, destinado a trabajar con jóvenes que tienen dificultades de integración social. La empresa de inserción, ha sido el instrumento que hemos ido consolidando como instrumento de inserción, a través de un contrato de trabajo, remunerado, según los convenios del sector y donde se tiene en cuenta un itinerario personalizado que lleve a esa persona a un empleo en la empresa ordinaria.

Han sido años intensos en los que, paralelamente a la infraestructura necesaria del proyecto, el diseño de los acompañamientos, la creación del grupo humano, se han ido creando redes autonómicas y estatales que reclamaban las normativas que regularan este espacio de oportunidades.

Una vez conseguidas las regulaciones y apoyadas indistintamente según las sensibilidades gubernamentales, las empresas de inserción se enfrentan, en estos momentos de crisis económica, al reto de consolidarse y crecer, con la esperanza de seguir siendo una oportunidad para quienes más lo necesitan.

Me siento orgullosa de la nueva fase del proyecto inaugurado el viernes y de haber participado en la consolidación del sector en la Comunidad Valenciana y también a nivel Estatal y Europeo.

Por eso me resultaba, como mínimo curioso, pensar cómo de un despido, doloroso, como casi todos, puede surgir un proyecto de creación de empleo.

Estamos, sin duda, ante una crisis de dimensiones incalculables, por eso no podemos quedarnos contemplándola pasivamente. Creo que se impone, como necesidad personal y colectiva, ponernos a pensar en nuevos proyectos que pongan todas nuestras capacidades en juego. Tenemos muchas, de eso no tengo ninguna duda. Solamente necesitamos confiar en que siempre hay oportunidades en tiempo de crisis.