Sin categoría

APUNTE 11/07/2012

el_apunte_cabecera

Robar para comer …Por Sebastián Sarmiento                                                                                                                                                                                                     chano_sarmiento_apunte

Alcaldes, líderes sociales y responsables institucionales reconocen que el momento por el que atraviesa Canarias es muy complicado, con una situación social alarmante en no pocos de nuestros municipios, por mor de la crisis económica y sus secuelas como el paro, la indigencia, la droga, etc. En los últimos seis meses, solo por poner un tiempo a nuestras observaciones de lo que pasa a nuestro alrededor, se ha incrementado la demanda de quienes solicitan ayudas para pagar el agua, el alquiler o la luz. Las peticiones de vales de alimentos han aumentado en más de un 300 por cien en las oficinas de cualquier ayuntamiento de nuestras islas. Ante  esta situación las instituciones, tanto municipales como insulares y de corte social, incrementan las partidas para emergencias; pero todo se hace poco para atender a esa masa de personas que se las ven y se las desean para llevar algo que comer a sus casas.

Paralelamente a este panorama social, desde hace algún tiempo se viene observando otro fenómeno preocupante y que revela el grado de inquietud de muchas familias por comer cada día. Nos referimos a las  denuncias que se registran en los últimos meses ante la Policía o  la Guardia Civil a cuento de los numerosos robos o/y hurtos que se vienen registrando en las fincas o pequeñas propiedades de nuestras medianías. Amparándose en la oscuridad de la noche, desconocidos penetran en fincas o cercados llevándose lo que puedan pillar. Estas denuncias se han presentado no solo en Gran Canaria, sino también en algunas zonas de la isla de  Lanzarote. Terrenos de frutales, papas y otros cultivos tropicales han sido, entre otros, el “objeto del deseo” de muchas de esas personas que han penetrado en ellas.

En muchos de los casos, los pequeños robos o hurtos se  realizan para comer. En otros, los productos de esos robos se han vendido en los mercados o puestos ambulantes de productos agrícolas. Es el caso del robo de 200 kilos de naranjas de una finca cercana a Pino Santo, en el municipio de Santa  Brígida, en el que sus autores, al parecer ciudadanos sudamericanos, vendieron el producto del robo a una conocida red de supermercados. Los propietarios de las naranjas las tenían perfectamente dispuestas en cajas y listas para su comercialización.

Otro caso del que tenemos conocimiento es el de unos desconocidos que también se introdujeron en una finca de Las Meleguinas, pago del municipio grancanario de Santa Brígida, y arramblaron  por  aguacates y otros frutos. Los autores de este robo actuaron también de noche, y con un “modus operandi” muy particular. Al disponer la finca asaltada de cámaras y otros dispositivos de seguridad, penetraron en la misma con pasamontañas para no ser identificados. Y así otros muchos casos más, registrados en cultivos de papas, etc, etc.

 

Estos ejemplos de asaltos a fincas y terrenos  varios  nos hablan de una situación social límite y que irá a más a medida de que el número de parados se incremente o  la desesperación de muchas familias sea mayor. En la crisis de la década de los ochenta un Delegado del Gobierno en Canarias hablaba de un “caracazo” o revuelta social en los sectores más deprimidos de las grandes ciudades del Archipiélago. En aquel momento había pobreza, marginalidad social, pero aún el índice de paro no era tan alarmante. En la actualidad, además de la marginación social y de familias sin medios económicos, el paro es cada vez más alarmante, al tiempo que los “recortes”  o los  mal  llamados “ajustes” económicos se están cebando con los más débiles y desfavorecidos de nuestra sociedad canaria.

Esta apreciación nuestra parece concordar con los datos ofrecidos recientemente por Cáritas Diocesana en los que se indicaba que solo en el pasado año 2011 más de 4.600 personas solicitaron ayuda a esta ONG católica por primera vez. Es el caso de personas que dan la cara y se atreven a pedir ayuda a nuestras instituciones para remediar su situación familiar. Otros, quizás para no verse estigmatizados , utilizan otros “medios” más expeditivos  como los mencionados   asaltos o robos a fincas de las medianías.

Las personas que dan la cara actúan bajo la recta  conciencia  y el respeto hacia  los bienes de los demás. No roban ni hurtan; piden las cosas, despertando la solidaridad de los demás.  Se trata de gente que ha perdido el empleo, muchos de los cuales acuden a Cáritas. Otros no lo hacen y prefieren utilizar otros medios mas “radicales”, como los mencionados al principio de nuestro comentario. O ¿ sigue siendo verdad aquello de que “robar para comer, no es pecado?…

Compartir en redes sociales