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APUNTE 28/06/2012

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Iconoclastia. Incoherencias
Por Cristobal Peñate
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El denominador común de los políticos es la incoherencia. Es posible que en los postulados ideológicos haya diferencias irreconciliables entre la derecha y la izquierda, pero en la guerra de guerrillas suelen comportarse de manera similar, según estén en el gobiernoo en la oposición.

Lo que decían cuando gobernaban lo contradicen en las labores de la oposición. Y lo que preconizaban en la oposición lo desdicen en la práctica de gobierno.

Por ejemplo, los populares estuvieron crucificando a Zapatero por no reconocer primero la crisis y después por no saber gestionarla. Ahora los socialistas achacan a Rajoy no saber distinguir un rescate de un préstamo y de mentir como un bellaco.

Todos los dirigentes conservadores censuraron duramente al anterior Gobierno socialista por subir algunos impuestos. Todos sin excepción, desde Rajoy a Cospedal, pasando por Pons, Montoro y Arenas, juraron y perjuraron que jamás lo harían. Pero fue lo primero que hicieron.

En Canarias la portavoz parlamentaria del PP se jacta de dar duro al Gobierno regional por aprobar la subida de impuestos en las islas, pero los árboles no le dejan ver el bosque de la realidad nacional, donde sus correligionarios fueron los primeros en mentar lasoga en casa del ahorcado.

La justificación de los populares para no subir los impuestos, cuando estaban en la oposición del Estado, era que reduciría la capacidad adquisitiva de los españoles y los empobrecería aún más. El mismo subterfugio que emplea Australia Navarro, ahora que está en la oposición, porque cuando llegue al poder dirá lo contrario, igual que Cospedal.

Yo no sé si estos políticos tienen espejos para mirarse fijamente a los ojos sin que les entren ganas de llorar o de reír, pero resulta impresentable que alguien de la oposición afee aquí al gobierno lo que su propio ejecutivo aprueba cada viernes sin titubeos.

A nadie le gusta pagar, pero los impuestos son necesarios e ineludibles. Todos tenemos que apoquinar en la medida de nuestras posibilidades si queremos educación, sanidad, infraestructuras o servicios sociales.

Proclamar hasta la saciedad que jamás subirás los impuestos para hacerlo en el siguiente consejo de ministros es tan detestable y demagógico como criticar a otro gobierno por hacer exactamente lo mismo que hacen los tuyos a 2.000 kilómetros de distancia.

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