Solidaridad «con mayúsculas«
Por Chano Sarmiento
Hace unos días nos llamaba a todos la atención una noticia, aparecida en los medios de comunicación de nuestra provincia, en la que se señalaba que un empresario pagaba la comida a diez niños del Colegio Público “León”, en el Barrio de El Lasso, niños que habían abandonado el comedor por no poder pagarlo sus padres. Una agradable y solidaria noticia que debe hacernos pensar a los ciudadanos sobre la responsabilidad de las instituciones públicas ante situaciones de emergencia social. No cabe duda que el Cono Sur de Las Palmas de Gran Canaria, y más concretamente muchas familias del barrio de El Lasso están atravesando una situación muy complicada derivada de la crisis económica y del paro que está afectando a familias enteras. Situaciones similares se viven también en zonas de medianías.
El inusual gesto del empresario, sin duda alguna, va a permitir que estos diez escolares de tres a doce años tengan asegurada la que se presume es la única comida que disponen al día o casi. Un gesto loable que ha dado la vuelta al país y que ha sido valorada positivamente en lo que merece, dada la insolidaridad y pasividad de una sociedad egoísta y consumista como la nuestra. De todas formas los expertos opinan que esta acción solidaria deja en evidencia a nuestras instituciones, al menos en el caso que nos ocupa al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria.
Por supuesto que no deja de ser grave que haya sido una persona particular, un empresario, el que se haya decidido a hacer frente a una situación social muy dura como la que comentamos y que debería haber sido encauzada por la corporación municipal. El empresario en cuestión sólo ha resuelto una parte del problema, ya que según un informe elaborado por alumnos de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria la situación que se vive en la barriada de El Lasso es extremadamente dura, con más de un 70 por ciento de desempleo. Este panorama está pidiendo la declaración de esta zona “en emergencia social”.
En la isla de Tenerife ya se han dado casos de declaración de algunos barrios en emergencia social, como lo han hecho ya los Ayuntamientos de Santa Cruz de Tenerife o Buenavista del Norte, interviniendo decididamente en algunas zonas por los problemas sociales de sus habitantes. En Gran Canaria, y de modo particular en su capital, existen bolsas de miseria ante las que hay que intervenir, cueste lo que cueste a las arcas municipales. Por ello el gesto de este empresario anónimo ha resultado ser un aldabonazo a nuestras conciencias en estos tiempos de crisis que corren, poniéndose además de manifiesto que aún hay ciudadanos solidarios en nuestras islas.
Esta noticia ha permitido conocer que tanto El Lasso como San Cristóbal están atravesando un momento difícil desde el punto de vista económico. Se ha comprobado la crudeza de la situación de muchos escolares que las únicas comidas que reciben al día son las que se les da en el centro docente. Es más, se ha podido saber que de las 70 plazas de comedor que tiene el centro de El Lasso, se cubren sólo 40, al ser imposible por parte de los padres pagar la cuota de 20 euros mensuales que importa dicho servicio. Este dato nos lleva a pensar que en algunas casas de dichos barrios se podría estar pasando hambre…
Como contrapunto a esta realidad, (donde no solo se registra la situación de familias sin medios económicos suficientes, sino también una población con indigencia alarmante), se retrasa la inauguración del Centro de atención a indigentes de El Lasso, cuyas obras concluyeron hace más de un año. Según ha trascendido, la apertura del local está supeditada a la carencia de una lavadora, a la falta de instalación telefónica y de mamparas de separación entras las camas.
Los anteriores gobernantes habían alcanzado un acuerdo con la Asociación Sin Techo para ponerlo de inmediato en funcionamiento, intento que quedó en suspenso debido a la convocatoria de elecciones municipales. Los actuales responsables del gobierno municipal tampoco se deciden a abrirlo echando la culpa de todo “a la herencia recibida”. Desde luego en este asunto no es ético el echarse la culpa unos a otros. Es hora de actuar y de ser responsables. Creemos que el problema que nos ocupa es lo suficientemente grave para seguir con los brazos cruzados. Cáritas además ha solicitado la apertura inmediata de dicho Centro alegando que no tiene un espacio mínimo para poder realizar el reparto de alimentos a las familias necesitadas.
El ejemplo del empresario anónimo de El Lasso es más que elocuente. A lo largo de la ciudad hay iniciativas loables auspiciadas por Cáritas o por Parroquias como la de San Pedro en La Isleta, a pesar de que el número de indigentes en toda la ciudad supera las doscientas personas. Es necesario que se abran más centros de “baja exigencia” para atender el incremento de este tipo de situaciones. Instalaciones sociales que se conviertan en “centros de café y calor”, donde los sin techos puedan pasar la noche, cenar o desayunar sin tener que participar en programas de integración. Lo mismo habría que decir de los niños cuyas familias carecen de recursos para poder pagarles las cuotas de comedor en sus centros escolares. ¿Para qué nos sirven entonces las instituciones públicas?… O habrá que esperar a la iniciativa privada o a alguna mano solidaria como la que nos ha dado pie a nuestro comentario?.
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