Iconoclastia. Más de lo mismo
Por Cristobal Peñate
Está claro que no se puede escupir para arriba ni asegurar que ese cura no es tu padre. Mientras Rajoy y sus ministros económicos culpaban a Zapatero y a los pérfidos socialistas de haberlos engañado con el déficit, lo que a su vez habría obligado al Gobierno de España a realizar ajustes torticeros y a subirnos los impuestos, ahora se descubre que han sido precisamente las comunidades más significadas del PP las que mintieron como bellacas para hacernos creer que habían cumplido con su deber patriótico con Europa.
Las comunidades de Madrid, Valencia y Castilla-La Mancha nos han sorprendido con sus cuentas al haber escondido al Estado sus verdaderos déficits para hacer ver que sus autonomías habían sido aplicadas y obedientes como el repelente niño Vicente.
Por supuesto que la vicepresidenta primera no dijo nada en la rueda de prensa posterior al habitual consejo de ministros. No le interesaba reconocer la mentira de los suyos. Solo a última hora de la noche, en vísperas del fin de semana, se envió una escueta nota a los medios como a hurtadillas.
Mariano Rajoy es previsible hasta cuando recibe, por fin, a Paulino Rivero. No aporta nada interesante, no dice nada nuevo y no se compromete a nada importante, a pesar de que el presidente canario se apresure a anunciar que la reunión ha sido “productiva y satisfactoria”. Por ahora la única productiva y satisfactoria ha sido la foto. Se la han sacado juntos, pero los problemas siguen irresolutos.
Rajoy es tan previsible como los congresos a la búlgara del PP canario, donde se sabe desde mucho antes que va a haber un ganador por goleada insultante y un repetidor (y ya van cinco) al frente del partido en las islas. También se supo antes quién sería el número dos. Bastó con que el máximo jefe lo propusiese en un encuentro con periodistas para que todos supiéramos que el nuevo secretario general popular tendría 35 años y sería de La Palma. Es la falsa democracia interna. La gente no pinta nada. Las bases solo están para aplaudir con la orejas al presidente, diga lo que diga y haga lo que haga.
Asier Antona es un chico con cara de buena gente que piensa como Soria y habla como Bravo de Laguna, los dos últimos presidentes regionales del partido. Todo esto hace temer que vamos a tener más de lo mismo. Las cosas empezarán a cambiar cuando se inviertan los papeles y Antona hable como Soria pero piense como Bravo de Laguna.
Compartir en redes sociales