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APUNTE 27/04/2012

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Teror y Teresa de Bolívar
Por José Luis Yánez

A fines del siglo XVII, en busca de fortuna y un mejor futuro y como tantos canarios, partió hacia la ciudad de Santiago de León de Caracas en Venezuela Juan Bernardo Rodríguez del Toro, un terorense nacido en el mismo Recinto de la Villa el 18 de mayo de 1675 en el seno de una familia de labradores acomodados formada por don Blas Rodríguez y doña Catalina del Toro.

Ya fuese por sus cualidades personales, por los contactos familiares o la suerte, lo cierto es que en el plazo de unos años aumentó su fortuna de una forma asombrosa, se le concedió el grado de capitán; contrajo matrimonio con la hija del Tesorero Real y Procurador General, doña Paula de Istúriz; y como culminación a este proceso el 26 de septiembre de 1732 el rey Felipe V le concedió el título de Marqués del Toro, con posterioridad al de Vizconde de San Bernardo.

Bernardo Rodríguez del Toro, que partiera de Teror en busca de mejores expectativas de vida, se convirtió así en el tronco de una familia cuya descendencia dio a Venezuela toda una sucesión de políticos, artistas, científicos,…; que han prolongado durante estos siglos la línea que iniciara este terorense hace más de trescientos años.

Uno de estos descendientes, su nieto Bernardo Rodríguez del Toro y Ascanio, como tantos miembros de la aristocracia criolla, pasó a Madrid en el siglo XVIII, donde casó con doña Benita de Alaiza, aristócrata vallisoletana afincada también en la Corte. De su matrimonio sólo nació una hija el 15 de octubre de 1781, María Teresa Rodríguez del Toro. A esta joven madrileña debemos la relación del llamado Libertador de América con la Villa de Teror. Simón Bolívar la conoció en 1801 y, después de un aplazamiento impuesto por el padre de María Teresa debido a la juventud del pretendiente que sólo tenía 18 años, contrajo matrimonio con ella el 20 de mayo de 1802.

María Teresa partió desde la capital de España hacia América nada más casarse y murió víctima de unas fiebres el 22 de enero de 1803, cuando no habían transcurrido ni ocho meses de su boda. Ella le hizo prometer a su marido que no volvería a contraer matrimonio. Él afirmó años más tarde que “…de no haber sido viudo, quizá mi vida habría sido distinta. No me habría convertido ni en el general Bolívar ni en el Libertador de Sudamérica. La muerte de mi esposa me puso pronto en el camino de la política”.

Esta relación familiar de la única esposa de Simón Bolívar con la Villa de Teror fue la que sirvió de argumento a Néstor Álamo, Cronista de Gran Canaria y del mismo Teror por entonces, para proponer al Ayuntamiento en 1958 que denominara con el nombre de Teresa de Bolívar la plaza que entonces se construía en el terreno que había sido conocido como la Huerta de Acosta.

Este espacio, situado en el centro del Conjunto Histórico, casi frente a la basílica, había sido adquirido por el Ayuntamiento a propuesta del concejal don Carlos Acosta Lantigua en pleno celebrado el 10 de diciembre de 1952, con la intención de convertirlo en un parque público “que serviría de solaz a propios y extraños”. En el lugar se encontraba la huerta y jardín propiedad de doña Luisa y doña Elvira del Castillo y el garaje de don Vicente León Rodríguez, destacado personaje de la historia local de Teror, natural de Valleseco, secretario del Ayuntamiento durante 34 años y abuelo del que, años más tarde, sería elegido alcalde de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, don José Vicente León. También fue almacén del cercano comercio de los Hernández.

La plaza construida en la huerta estuvo dirigida por Néstor Álamo con el asesoramiento artístico de Santiago Santana; su mobiliario urbano y las últimas y correctas reformas que en ella se han realizado han configurado un bellísimo y evocador rincón del Recinto terorense.

La plaza se vio enriquecida con la colocación en ella del busto de Simón Bolívar en 1980, con motivo de la visita del expresidente venezolano don Rafael Caldera Rodríguez; y el del propio Néstor Álamo en 1992. Además allí se encuentra un bellísimo ejemplar de Pinus Canariensis, descendiente de aquel en el que la historia mezclada de leyenda ubica la Santa Aparición de la Virgen.

Asimismo, el 16 de septiembre de 1989, durante la celebración de las Fiestas de Nuestra Señora del Pino y con el patrocinio del Excmo. Cabildo Insular, comenzaron a celebrarse los “Encuentros de Música Teresa de Bolívar”, hoy por hoy uno de los actos más importantes del calendario festivo del verano grancanario  y con el que la figura de la esposa de El Libertador ha quedado aún más unida a Teror y su historia.

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