Don Guillermo |
Setenta años de salesiano es lo que lleva a sus espaldas el sacerdote don Guillermo Navarro González, un cura salesiano que formó parte de la primera comunidad que inauguró el Colegio Salesiano de la Villa de Teror, un 24 de julio de 1955. Y precisamente hace unos días recordábamos esta fecha en la historia de la Villa Mariana en el transcurso de una entrevista que el veterano cura salesiano nos concedía en Radio Tamaraceite. Una hora de charla sosegada y tranquila en la que don Guillermo, como le conocíamos todos en el colegio terorense, realizó una mirada retrospectiva a su pasado tanto en su pueblo natal de Tejeda como su paso por todas y cada una de las poblaciones canarias y peninsulares en las que desarrolló su ministerio sacerdotal.
Recordamos juntos en la conversación radiofónica la fecha del inicio de la actividad docente salesiana en nuestro pueblo, remontándonos para ello al año 1955, y más concretamente en la tarde-noche del 24 de julio, víspera de la Festividad de Santiago Apóstol. Un colegio que se hizo con dinero del Estado y otros benefactores bajo la idea proyectada por el entonces párroco de Teror, Monseñor don Antonio Socorro Lantigua. El primer director fue don Eduardo Villar Reina. El centro disponía de tres clases de Primaria y cuatro cursos de Bachiller, por supuesto el Elemental de aquella época.
Nos recordó que el acto de la inauguración del Colegio tuvo lugar en la tarde del 24 de julio con una Eucaristía en la Basílica y una procesión posterior con la imágenes de María Auxiliadora y don Bosco hasta el nuevo colegio, ocupando un lugar destacado los «patronos» de las imagines, don Eduardo Quintana y señora y don Domingo Déniz y doña Jesús Ortega. Fueron unos momentos emotivos sobre todo cuando desde el balcón del centro, el nuevo director don Eduardo Villar dirigió a todos los que allí estábamos unas palabras de acogida y de encuentro. Un abrazo entre el director y el párroco Socorro cerró aquella primera página de la historia salesiana en Teror.
Hablamos, por supuesto, de que la presencia salesiana en nuestra Villa fue en precario, ya que no había nada firmado por lo que los Inspectores-provinciales no podían erigir canónicamente la Comunidad Salesiana de Teror… Y así hasta el año 1968 en el que, tras no pocas desavenencias entre la comunidad y la parroquia, monseñor Socorro decidió regalar el centro a la Diócesis de Canarias, decisión que se hizo efectiva con la llegada del nuevo Obispo a Gran Canaria, don José Antonio Infantes Florido. Don Guillermo no quiso hablar de «culpables» de la marcha de los salesianos de Teror.»La historia lo dirá claramente, sin duda alguna. Nosotros hicimos lo que pudimos y mientras nos fue posible». Más claro no se puede hablar…
Pronto se nombró director a un sacerdote diocesano constatándose que al final del primer mes no tenían dinero para pagar la nómina a los profesores contratados. Don Guillermo, en esta charla radiofónica, nos confesaba que le decía una y otra vez: «Mire nosotros éramos seis salesianos que no cobrábamos sueldo, ni Seguros Sociales y además teníamos cien internos, con lo que llevábamos el colegio con dignidad aunque no exento de dificultades económicas».
En definitiva la estancia de los salesianos en Teror tuvo una duración de 13 años que ha tenido como fruto importantes profesionales en todos los órdenes de la sociedad que destacan hoy en Canarias y a nivel nacional así como un sacerdote salesiano, hijo de Teror, don Alberto Nuez Domínguez. Sobre todo y lo más importante para don Guillermo han sido las treces promociones de Antiguos Alumnos que cada año, a finales de octubre, recuerdan con mucha alegría sus días de formación en el Colegio Salesiano.
Estos días, Don Guillermo Navarro celebra sus bodas de Diamante sacerdotales con diferentes actos tanto en el Colegio Salesiano de Las Palmas de Gran Canaria como en su pueblo natal en Tejeda, del que salió un 7 de enero de 1938 para ingresar como alumno interno en el Colegio de la capital grancanaria.
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